El Monkey Weekend nació en 2017 como una escisión del Monkey Week, más coqueta, recogida y manejable, una vez que el hermano mayor dio el salto a Sevilla el año anterior. Sus organizadores no quisieron traicionar a la ciudad que tanto les dio, y a la que tanto dan, y concentraron en dos días una oferta lúdico-musical muy personal, alejada de conformismos y obviedades.
Así, hemos podido disfrutar en petit comité propuestas entonces emergentes como Rosalia junto a Refree, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba o Carolina Durante, así como formaciones con bagaje, solera y polvo como Flamin’ Groovies, Guadalupe Plata o Za!.
Estos últimos, abonados por suerte al festival, forman parte del elenco de esta edición, acompañando en esta ocasión a Perrate, con quien ya han compartido tablas, aunando locura y pellizco, imaginación y raza. Talento, en definitiva. Pero eso será el sábado, el día fuerte del festival, salvo para los agonías, que suelen darlo todo la jornada inaugural, focalizada en el pizpireto Castillo de San Marcos. El viernes comienza el jaleo a eso de las nueve de la noche, intramuros, con el aliciente de ver de nuevo por esos lares a los sevillanos Pony Bravo, con su flamante Trópico (Telegrama, 2024) bajo el brazo, cinco años después de su último disco. Pero antes del plato final, ya habrá desfilado por el escenario Alhambra el punk con poso de Cuerda Huida, el power indie de Shanghai Baby, el proyecto de Ade, bajista de Hinds y el post-indie de los cordobeses Viva Belgrado, también con disco nuevo en este prolífico 2024, Cancionero de los cielos (Fueled by Salmorejo, 2024).
Si el viernes el Monkey Weekend se parece a un festival al uso, es decir, un recinto (en este caso un castillo del siglo XIII), un escenario, accesos, barras, etc… el sábado el festival se desparrama por diferentes ubicaciones de El Puerto, que han ido mutando a lo largo de los años, permitiendo al festivalero descubrir enclaves que de otro modo seguramente no pisaría; así, hemos podido asistir a conciertos en una harinera, entre tubos de hierro y maquinaria del siglo pasado, en un fábrica de licor, en el garaje de un particular, entre las botas de una bodega, en el museo arqueológico a cielo abierto o en casas palacio con aire decadente. La localización de exteriores es uno de los puntos fuertes de la organización, no cabe duda. Así, el sábado, desde las 12:30 en la Destilería de Cacao Pico (con el delicado folclore de María de la Flor) hasta las ??? de la madrugada en la Bodega Caballero podéis recorrer las calles del Puerto, tapear y beber en sus bares, pasear por la ribera del Guadalete y asistir a todos los showcases que el cuerpo y la mente aguante, dentro de los 26 programados, sin contar los DJ’s.
Por destacar algunos de ellos, la propuesta en solitario de Pedro de Dios (otro Monkey Man) en la Peña Flamenca el Nitri; la sorpresa por venir de los tinerfeños Gaf y la Estrella de la Muerte, el regreso a su ciudad, con nuevo disco, de Marina Gallardo; la confirmación de Sara Fontán tras deslumbrar a las tantas de la mañana en el último Monkey Week o la reunión de dos ex Furia Trinidad, Nuria y Nelo, como Masa, banda holística de hibridación musical (no lo decimos nosotros, lo dicen ellos en su Bandcamp, así que las preguntas a los músicos).
Cita imprescindible se nos antoja el Karaoke de los Jaguares, donde podréis escuchar mashups inefables y versiones de canciones inversionables, todo ello cantado por el pueblo llano, para sufrimiento del pueblo llano. La pista de coches de choque, el escenario Jagermeister, seguirá en el Parque Calderón atrayendo grupos emergentes; algunos de ellos como Vatocholo o Nueve Desconocidos superaron la reválida del Monkey Week en noviembre y repiten en primavera. En el terreno de la nostalgia, tenemos sesión doble en la plaza Alfonso X El Sabio tras el recital (que promete) de José de los Camarones, con Australian Blonde desde Gijón y Sick Buzos redivivos desde Sevilla. Y no vamos a cerrar estas líneas sin recomendar el show de unos Mohama Saz en estado de gracia en el escenario Alhambra en prime time. Que ustedes lo disfruten.
Texto: Juan Carlos León
