Encuentros

Joan Colomo, arde el imperio que me hace escribir

 

Hablar con Joan Colomo es siempre sinónimo de pasarlo bien. Su genialidad es humana e imperfecta. Sus frases a medio hacer contrastan con sus versos hirsutos y punzantes. Pasados por una criba de hiperrealismo que estimula la amígdala. Sus ideas al hablar, a medio desarrollar, a veces contradictorias, a veces llenas de humor y siempre cargadas de dardos punzantes contra su autoestima, son el producto de una mente que va a más velocidad que su voz y que se boicotea antes de llegar al resultado final. Hay en su mirada un halo de vergüenza.

Como ese estafador que trabaja con las cartas abiertas. Pero sobre todo Joan es un tipo locuaz, que juega siempre con la idea de simplicidad y coherencia y a veces topa con la contradicción y se estanca en un callejón sin salida. Pero no pasa nada, marcha atrás y a seguir. Y es que, aunque no lo parezca, no ha escogido un camino fácil. Su arte se nutre de lo abigarrado para consumirse en lo propio. Canciones que para bien o para mal suenan a 100% Colomo. Con Tecno Realista (Montgrí, 2024) camina un paso más hacia una discografía ejemplar. Un pathos intachable cargado de autenticidad. Un buen ejemplo para todo aquel que se quiera dedicar al noble arte de hacer canciones.

 ¿Cómo ves Tecno Realista en el global de tu discografía?

Yo creo que llevo unos discos que voy en la misma línea y me cuesta salir de ella. Pero para mí significa un punto importante, ya que es la primera vez que me lo hago todo yo: me lo grabo, me lo mezclo y me lo produzco. Con mi rollo chapucero. Después de toda la vida trabajando con productores amigos y en estudios serios, esta vez ha sido un proceso totalmente casero. Es un paso más hacia donde me dirijo, que es a aprender un poco más acerca del sonido para intentar controlar todo el proceso creativo, desde el principio hasta el final.  A parte de que lo mezclé con un tapón en la oreja, puedo decirte que me siento bastante orgulloso del resultado.

Y una cosa, ¿por qué ir al otorrino no era un paso lógico y necesario?

Es que me cuesta mucho ir al médico. Creía que me estaba muriendo, tenía muchos pitidos en las dos orejas, rallando la locura. Me pasé más de medio año con molestias y al final ya me estaba volviendo loco. Hace un mes acabé yendo, pensado que sería el fin de todo y resulta que era un simple tapón. Soy un capullo, me dan mucho miedo los médicos y cuando voy ya es demasiado tarde.

Pero Disc Trist, tu anterior disco ya te lo habías hecho mucho tú, ¿no?

Si lo grabé yo, pero se lo pasé a Santi García para que lo mezclara, y por eso suena tan bien. Este al mezclarlo yo le veo un poco el rollo plastiquillo, pero bueno, ya me parece bien, hoy en día que se busca demasiado la perfección.

No estoy seguro si utilizas plastiquillo en los mismos términos, pero precisamente el otro día entrevistaba a Ferran Palau y me explicaba cómo había querido huir de ese sonido tan perfecto y plasticoso de las producciones mainstream de hoy en día.

Claro pero cuando escuchas a Ferran oyes una obra flipante de producción y de técnica. Es un desfase. Hay muchas mentes pensando haciendo un producto muy top.

Mira precisamente de eso iba la pregunta que te quería hacer; tus hablas de muchas mentes pensando y yo te quería decir que a ti solo te falta diseñarte la portada.

Bueno precisamente la portada también la he ideado yo, porque es una escultura de mi padre y fui con un fotógrafo a hacer una foto y a Ivan se le ocurrió impregnarlo todo de un barniz transparente. En físico ha quedado muy chulo.

Eso te quería acabar de preguntar: ¿no hechas de menos un poco el compartir el proceso creativo?

 

Si, de hecho, esta es la pega que le pongo al disco, que es demasiado mío y cuando trabajo con gente las cosas que me gustan son las que han participado los demás. Realmente es algo a mejorar o a tener en cuenta para próximos trabajos

Parece una nueva etapa para ti, con el ingreso en las filas de Montrgí, ¿Cómo te sientes con este cambio?

Llevo toda la vida con Bcore, desde que sacamos un disco con Zeidun en el 2000. Pienso que hacer este tipo de cambios es un aliciente nuevo. Cambiar un poco de aires y hacer cosas diferentes. Empezar a trabajar con la gente de Montrgí, que son viejos amigos, es algo que me motiva. Tampoco siento que haya marchado de Bcore, y si no se jubila Jordi creo que también voy a poder hacer muchos discos con él.

Tus discos, en especial los dos últimos, podrían ser el soundtrack del declive de la sociedad capitalista, el declive de nuestro mundo.

Llevamos una etapa en la que parece que todo se empieza a desmoronar y que el futuro no es tan prometedor como parecía. Así que sin lugar a dudas hay mucho de crónica de esta civilización en descomposición. Claro, siempre hablando desde la óptica del primer mundo con muchos gadgets que nos permiten hacer entrevistas con zoom y demás lujos habituales. Pero podemos ver cómo vamos perdiendo derechos progresivamente, como estamos destruyendo el planeta.

Tus temas son como crónicas en directo, como columnas de opinión.

Es que básicamente me alimento de este tipo de cosas, de columnas de opinión, de artículos. Soy un adicto de la actualidad. De la geopolítica, de lo que pasa en el mundo. También estoy muy metido con la crisis energética y, aunque no se si está muy representado en el disco, es el darme cuenta de que gracias a los combustibles fósiles se formó el mundo en el que vivimos. Dejamos de utilizar esclavos para utilizar petróleo. Y como eso ha ido construyendo nuestra sociedad actual. Por un lado, contaminado y destrozándolo todo por culpa de estos combustibles y por el otro, ver como una energía que es un bien de dios que nos da la tierra ha servido para enriquecer a las élites y a nosotros convertirnos en medios esclavos. Si tuviera una vida de mucha fiesta escribiría sobre la fiesta. He tenido momentos de escribir más sobre cosas de la naturaleza o sobre las relaciones humanas, pero realmente lo que más me apasiona ahora es este análisis de la sociedad actual.

¿Joan, tú crees que te ayuda toda esto? (risas)

¿Qué quieres decir? ¿A nivel personal? (risas)

Si si, a eso me refería

Como carrera artística ya sé que no porque es una temática que el cliente potencial de la música no le interesa una mierda. A nivel personal…mi compañera siempre me lo dice, para yo con estos temas, pero es que a mí me entretiene y me gusta más la realidad que sedarme con ficción cada día que es lo que hacemos todos con las redes, las series y demás.

¿El hecho de que tus temas sean totalmente reconocibles es una buena cosa?

Hombre tal y como lo preguntas, lo de reconocible lo asimilo al hecho de no evolucionar, que muchas veces tengo esta misma sensación: llevo 15 años estancado con el mismo rollo. Me gustaría hacer algo que pudiera significar un gran cambio. Pero a la vez puede significar una cosa buena, o no. Es que no lo tengo nada claro.

¿Con Tecno Realista tu esperanza ha disminuido o por el contrario ha aumentado?

Yo creo que ha aumentado, porque en el disco anterior reinaba un sentimiento más depresivo. Yo creo que este momento en el que vivimos todo el rato, a las puertas de una guerra mundial, es un momento de cambio, de que un nuevo ciclo nos espera a la esquina. Igual ya nos empezamos a dar cuenta de que somos esclavos de las maquinitas, de que nos estamos cargando el planeta, etc. Y con un poco de suerte hay un despertar global del planeta. Lo veo difícil, pero tengo esperanza. Igual me obligo a tener un poco de esperanza, aunque sea por mis hijos, sino estás jodido.

Pero tus temas son una llamada a este despertar que comentas, no son solo crónica.

La verdad es que yo no creo demasiado en que una canción, una artista o un cantante tenga demasiado poder para cambiar el mundo. Me refiero a que cualquier crítica al sistema es absorbida por el propio sistema inmediatamente y se convierte en aquello que criticaba.

En «Tot es Molt Difícil» sigues hablando de escribir una buena canción como si no lo hubieras hecho nunca.

Lo de bueno, aparte de que es muy relativo, depende del oyente. Lo que sí es verdad es que yo tengo la sensación que no llego al estándar de aquellas canciones que yo considero buenas. A la vez este es el motor que me mueve, la energía que me hace componer más canciones. Muchas veces tengo la sensación que trabajo siempre a medias y no lo hago todo lo bien que podría, sobre todo por mi carácter dejado y pasota. Algún día me lo curraré lo suficiente para hacer un tema como dios manda.

Entonces, ¿Cuáles serían para ti canciones perfectas?

Pues antes que hablábamos de los Lemon Twigs, y yendo a sus influencias y ahora que hay este documental de los Beach Boys tan guapo, hay canciones de Brian Wilson que son insuperables, a nivel de composición. Claro yo soy músico autodidacta y hay cosas que se me escapan, pero cuando me pongo a analizar un tema de los Beach Boys veo que el tío empieza una estrofa en un tono y luego salta a un estribillo con otro. Son estructuras que para mí son demasiado complicadas. Y si a esto le sumas unos arreglos brutales y una letra sencilla pero que sintetiza una idea de una manera muy certera pues ya cumple los estándares de lo que considero un súper tema. Y esto me pasa con Brian pero también me puede ocurrir con Hidrogenesse.

¿Qué tiene que tener para ti una canción perfecta?

Es una cosa muy personal. Yo tengo ciertas manías y vicios con las harmonías o las progresiones de acordes. Por ejemplo, para mí una canción perfecta no está llena de acordes mayores de alegría y pa lante, en plan obladi obladá. A mí me gusta cierta melancolía. Me gusta encontrar un equilibrio entre lo básico y lo complicado. Ese intermedio entre algo que te puede sorprender, pero no te acaba de parecer muy lejano.

Subrayas mucho el hecho de crear con el mínimo de recursos posibles. ¿Por qué es tan importante para ti?

Primero es una manera de justificarme. Si suena mal es porque lo he hecho con mi micro del Lidl. Pero a la vez todo parte un poco de la idea del decrecimiento, que es la idea que revolotea por el disco. Poner el foco en que hay que empezar a hacer las cosas más pequeñas, porque se nos está yendo de las manos. Y esta es mi manera de hacerlo pequeño: gastar el mínimo de dinero y con los medios que tenía más a mano. En realidad, me encantaría ir a un mega estudio y gastar a saco de pasta, petróleo y de todo para hacer un discazo, pero como no puedo, pues me he inventado esta idea.

 

Texto: Andreu Cunill Clares

 

 

 

 

 

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