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Barry Adamson – La (2) de Apolo (Barcelona)

 

A pesar de ser uno de los nombres de referencia del lado menos evidente de la música popular desde hace varias décadas, Barry Adamson no ha sido uno de los habituales en los escenarios nacionales: se le recuerdan apenas dos apariciones en sendos festivales barceloneses (BAM 2002 y Primavera Sound 2007) y va a disponer de un rato de protagonismo en el Azkena Rock de este mismo año… raquítica exposición para un hombre que puede abrumar a cualquiera con una hoja de servicios a cambio de la que muchos darían generosas porciones de sus cuerpos.

Tan escueta ha sido su presencia en España que aún no se había estrenado en una sala de conciertos propiamente dicha, por lo que esta ocasión era casi de comparecencia obligatoria. Y a pesar de que la coyuntura ha propiciado que el bolo de nuestro hombre haya quedado encajonado detrás de la máquina de drenaje de carteras conocida por Primavera Sound, apenas 24h después del concierto de los siempre bien publicitados Jayhawks, y a pocos días del Azkena, un buen puñado de fieles optamos por no dejar pasar una oportunidad que bien podría ser única, teniendo en cuenta que Barry sopló 66 velitas en su tarta esa misma semana… y nuestra fidelidad tuvo una recompensa a la altura de la leyenda convocante.

Ataviado con su habitual elegancia no exenta de un ligero toque pendenciero, Mr. Adamson apareció en el escenario para defender el exuberante repertorio de su recién estrenado “Cut To Black” en un austero formato de trío, en el que él asume la posición de guitarra y voces (más un modesto iPad accesorio para ejecutar un puñado de ribetes de piano cuando la pieza lo solicitaba), reforzado todo ello con una serie de pregrabados indispensables para dotar a los temas de los arreglos necesarios para que el resultado no quede debilitado por falta de las suculentas guarniciones que acompañan a sus melodías: así, las versiones de sus nuevos clásicos instantáneos como esa joya soul que es “Last Words Of Sam Cooke”, “These Would Be Blues” (magnífica elección para la apertura), “Cut To Black”, “Manhattan Satin” o “Demon Lover” no empalidecieron al verse al lado de piezas con mucho más rodaje como “Civilzation”, “Straight ‘Til Sunrise”, con su toque a lo Burt Bacharach, o “Beaten Side Of Town”, uno de los temas con aire de film-noir que mejor resumen lo que Barry Adamson puede ofrecer.

Creo que es justo hacer una mención especial a uno de los momentos álgidos del concierto, cuando Barry, siempre afable y comunicativo, nos obsequió con una revisión de su trotona “Sundown County” empalmada con el “Hot Love” de T.Rex, minutos hipnóticos que debería figurar en los manuales de cómo se fija la atención del público para luego ponerlo a cantar un estribillo con la única ayuda de una guitarra acústica y una voz que habla desde las mismísimas cimas de la experiencia… y cuando uno pensaba que la cosa ya no podía mejorar, el truco final de perro viejo llegó con los bises: un furibundo y festivo medley de “Still I Rise” (en el mejor estilo de Gil Scott-Heron) y “Jazz Devil” sobre las bases en loop del “Nightclubbing” de Iggy Pop. Cuando piense en finales apoteósicos, los pondré al lado de este, a ver cómo quedan.

Seguro que al salir, satisfechos y agradecidos, muchos de nosotros coincidíamos al pensar que hacen falta unos cuantos Barry Adamsons más en el mundo… si es que es posible replicar a un artista con esta variedad de recursos.

Texto: Fermín García

Fotos: Fernando Ramírez

 

 

 

 

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