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Philip Glass Esemble – Noches del Botánico (Madrid)

 

El veraniego ciclo de conciertos en el Jardín Botánico de la madrileña Ciudad Universitaria de Madrid, rindió homenaje al influyente sonido minimalista. El movimiento surgido en la Costa Oeste norteamericana se opuso a la escapista hippy-lisérgica de los 60’ buscando la esencia del sonido en la repetición infinita  y la experimentación analítica de estructuras mínimas.

Pronto se desplazó al Nueva York underground y tanto de un lado: Terry Reid, John Gibson… como de otro: Steve Reich o el propio Philip Glass consolidan el género exportándolo a Europa vía británica con figuras como Gavin Bryars o sobre todo el muy exitoso Michael Nyman.

Es desde las islas y ligado al floreciente movimiento New Age como en los 90’ se hace popular entre un reducido, pero bullicios número de universitarios en las principales urbes españolas. Jóvenes que igual absorbían tendencias contemporáneas que abrazaban el  grunge o el rock alternativo y que… en mayor medida y ya en su vital cincuentena poblaron, pero no llenaron las gradas y pista (ocupado por sillas para la ocasión) para presenciar a los músicos que dirigidos por Michael Reisman mantienen el legado de la imperecedera música del emblemático y casi nonagenario músico.

 

 

El concierto se  dividió en dos actos de cuarenta y cinco minutos cada uno, en el que la primera parte interpretaron integro Glasswork reconocida obra de 1982 interpretada al completo. El solo de piano inicial, el archiconocido Opening (la habrán oído sin saberlo como fondo de televisivas imágines) sonó en su mínima y emocionante expresión,  para a continuación sonar la banda: clarinete, flauta, y saxo además de piano y teclados, con el culebreo acuático de Floe la hipnótica calma de Island y el vibrante y nervioso repiqueteo de Rubric, primer gran momento de convulsión psíquica de la noche, rebajada con Façades narcótico y ensoñador antídoto, para cerrar con Closing, una variación instrumental de Opening más juguetona y que en este directo contó con los arreglos vocales de Lisa Bielawa cuyas entrecortadas voces estremecieron al respetable durante toda la actuación.

Tras un descaso de veinte minutos, el repertorio repaso fragmentos que forman parte algunas de las ópera contemporáneas que Philip Glass creó en los 80’: Satyagraha y Akhnaten extensas piezas en las que la banda ofreció con talento su mejor versión. Crescendos que desde la calma fluvial generaron tormentas que iban y venían, teclados repiqueteando en duelo, percusiones grabadas que en colorida jungla luchando con los instrumentos de viento… mientras la voz emitía sonidos como una percusión más.

Presentados los músicos llegó Gentleman Honour el tercer acto de The Potographer más de veinte minutos en los que la intensidad instrumental se hizo máxima en brutal contraste entre paisajes sonoros líquidos y volcánicos con la voz en su plenitud onomatopéyica como protagonista entre el trino y el gorjeo, para… entre giros y subidas de tono espectaculares llegar a un corrosivo  y sublime climax. Tras el apocalipsis, ya en el bis volvieron a tierra para rescatar de la profundidades de su discografía la última pieza que forma Einsten on the Beach del año 1979, una escalera de caracol que sonó sacra y trepanante en su zumbido emocional, como broche de oro a una actuación y una trayectoria intachable.

 

Texto: Cancho

Foto: Víctor Moreno

 

 

 

 

 

 

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