Vigueses con proyección internacional que, en su música, conjugan atmósferas densas y planeadoras a base de argumentos post grunge y cuidadas melodías entrecruzadas. Vuelven a la carga casi cuatro años después de aquel disco homónimo con el que realmente sentaron las bases de su sonido. Grabado y mezclado en casa, en el Laboratorio Soyuz, pero enviado a Berlín para su masterización, lo cierto es que las canciones de estos gallegos carecen de ancla geográfica, aunque por momentos uno crea percibir aires marinos de playa californiana en «Wave Goodbye», que terminan con un acoplamiento final como contrapunto a un exquisito control casi académico en todo el disco. Se mezclan las maneras de sesión libre de jazz, como en la intimista «Blink of an Eye», con grandilocuente contundencia a lo Led Zeppelin, «Photograph». Canciones largas con continuos arabescos y letras de calado, introspectivas y enigmáticas, cuya autoría corre a cargo de Héctor, el batería. El de Loiros es sin duda un universo en el que apetece sumergirse.
TOMÁS GONZÁLEZ LEZANA
