Los barceloneses debutaron con una demo, en otoño del 2022, que tenía todo el talante de una grabación profesional. En ella presentaban credenciales de banda interesante, a tener en cuenta si eres de los que gustan de enfrentarse a retos musicales. No estamos hablando de una propuesta para todos los públicos, las cinco canciones contenidas en esa primera tarjeta de visita requieren ser escuchadas con atención, poniendo los sentidos alerta y sumergiéndote sin reparos en la borrascosa sonoridad que surge de los altavoces. Etiquetas como el doom o el stoner les quedaban pequeñas. Reduccionistas en exceso ante una propuesta que, intuíamos, iba mucho más allá.
Efectivamente, el presente Mare Nostrum es la evidencia de que no estábamos equivocados. Si, obviamente, los citados estilos son la tierra de donde brotan sus canciones, regadas por su facilidad para crear atmosferas, y envolver al oyente, atrapándolo entre sugestivas texturas rítmicas y espirales de guitarras, creando música tremendamente descriptiva, casi física, capaz de hacerte sentir el calor del sol, la sal del mar y su condición de crisol de diferentes culturas alrededor del Mediterráneo.
Culturas que dejan su sello en temas como «Oasi», una hipnótica pieza instrumental de que trae de viaje al presente a los Led Zeppelin más folkies y misteriosos, o los efluvios beréber que inician «Curcuma», subiendo gradualmente en un crescendo que alcanza su punto culminante con un fulminante estallido eléctrico que da un giro total al tema.
«Tretze» y «Mandragora» son dos extensas composiciones, que con sus, respectivamente, más de doce y catorce minutos de duración, constituyen el eje central del disco. La primera, inspirada en los ataques de los piratas turcos a Mallorca, es asfixiante y oscura, como debió ser la desesperanza de los sitiados presintiendo su final. La segunda es un tour de force que alterna las partes más contundentes con las más melódicas, apareciendo la psicodelia o el progresivo para acabar de definir el complejo panorama sonoro del trío.
Pep Carabante (batería, voz), David (bajo, guitarra) y Dani (guitarras, efectos), con la ayuda del percusionista iraní Omar Kattan han facturado un trabajo de mucho nivel dentro de su terreno. Que ellos mismos definen a la perfección en su bandcamp: “Es un viaje imparable, un viaje marítimo introspectivo, es el magnetismo que producen las olas del mar y la brisa. Atravesando tormentas y tempestades, navegando por aguas tranquilas. Es la fusión del doom, el rock y la psicodelia con el folk y la música popular de las cuencas mediterráneas.”
Manel Celeiro
Foto: Helena Torrent
