Encuentros

Bill Mackay, nuevo disco y gira en España en septiembre

Bill MacKay reside en Chicago y se le podría describir como un compositor y guitarrista multifacético con una carrera larga y plagada de discos realmente interesantes, como Esker, donde la destreza técnica y el control de la guitarra es indiscutible. El es un músico que procede de la escena rock/folk/experimental, así que nadie se espere un guitarrista virtuoso del estilo «shred» (para que no haya malentendidos). También es un cantante excelente, pausado y cercano; escuchen su más reciente Locust Land.

Les recomendaría también los trabajos enfocados a proyectos paralelos y experimentales que forman parte de grupos como Darts & Arrows o Black Duck  y asimismo sus colaboraciones con Ryley Walker. Realmente es un artista imprescindible al que descubrir.  Esto mismo es lo que les dirían músicos como Steve Gunn, Bill Callahan o Bonnie “Prince” Billy. En septiembre lo tenemos por aquí; estas son las ciudades y los días: 6 Barcelona, 7 Valencia, 8 San Sebastian y 9 Santander. Le llamamos y esto es lo que dio de sí la conversación.

Bill, dominas el arte de colaborar y trabajar con artistas de todo el espectro musical, ya sea  folk o rock psicodélico. ¿Cómo se reflejan en tus discos solistas esas colaboraciones?

Bueno, creo que hay un aprendizaje que se plasma en cada disco que haces. Así que cada uno, ya sea solo o no, me enseña cosas que me gustaría hacer, más o menos. A veces son técnicas sónicas y otras veces son formas de tocar.

Tu discografía oscila entre el jazz con influencias folk y el rock de vanguardia. ¿En qué estilo te sientes más cómodo y de dónde proceden esas influencias?

Realmente provienen de toda una vida de escucha. También siento que todos los estilos están relacionados, son parte de un impulso similar. De esa manera se mezclan de forma natural, por lo que no pienso en términos de estilo  sino más en plan,  «¿qué estoy haciendo ahora?» «¿qué quiero hacer?».

El disco de Black Duck en 2023 cosechó muy buenas reseñas en medios especializados, ¿crees que ese ha sido tu trabajo más redondo y el que te ha asentado en el circuito underground?

Me encanta el álbum Black Duck. Considero que cada disco es único. Fountain Fire o Locust Land son algunos de los discos más completos y cohesionados que he hecho hasta ahora. El álbum de Black Duck llega a lugares tanto nuevos como familiares, y se acerca a los discos de Darts & Arrows de alguna manera.

Nos conocemos desde 2015, cuando se publicó Land Of Plenty, el disco junto a Ryley Walker. Aquel disco fue el que hizo que comprara Altamira de Dart and Arrows. ¿Cómo ves esos casi 10 años que separan esos trabajos con el reciente Locust Land?

Ha sido una década de auténtico crecimiento y cambio. Me gusta pensar que los sonidos de esas canciones siguen fermentando. Por ejemplo, hay cosas en Land of Plenty que se relacionan e  interaccionan con Keys y otras cosas en Altamira.

¿Altamira hace referencia a las cuevas de Altamira en España? Qué me dices del título Locust Land, ¿es una referencia bíblica sobre las plagas que aparecen en el antiguo testamento o son suposiciones mías?

Realmente pensé en Altamira en términos del sonido y sentimiento de la palabra, aunque era consciente de las cuevas en España. Locust Land tiene muchos significados. Nuevamente pensé en las plagas pero pronto aprendí que Locust tiene muchos significados en todas las culturas: abundancia, fertilidad, renacimiento, etc.

Locust Land es tu primer álbum en solitario desde 2019 y a pesar de su brevedad (29 minutos) es un disco intenso, lleno de matices… Es un cambio respecto a tus anteriores trabajos. Has  llevado el sonido a otro nivel, al amplificar el sonido, al moverte en diferentes direcciones. ¿Puedes contarnos cómo surgió ese proceso creativo para un disco que es una verdadera aventura sonora?

¡Gracias! Realmente no fue un gran cambio en cuanto a mi enfoque habitual, pero es un disco en el que sí puse mucho cariño y mimo. Varias canciones no llegaron al disco porque no encajaban con el conjunto. Muchos aspectos eran importantes y quise que la composición tanto musical como lírica  fueran sólidas para que cada una de las piezas se mantuvieran solas. También sentí que la guitarra debía tomar nuevas direcciones y era importante presentar más canciones cantadas de mi autoría. Trabajé mucho para que el paisaje sonoro fuera interesante. Tenía que estar sucio, brillar, vibrar y ser hipnótico.

Foto: Yvette Dostatni

¿Se podría describir Locust Land como un disco de folk progresivo pero a la vez  íntimo y cósmico?

Me gusta esa descripción y me alegra cualquier descripción que haga interesarse a la gente en escuchar mi música.

Podríamos desgranar el disco tema a tema, pero me centraré en un par de ellos. El primero es  «Neil’s Field». ¿Homenaje a Neil Young y Fred Neil? ¿Cómo acabó Janet Bean de los Freakwater cantando el tema?

«Neil’s Field» es una especie de tributo a Neil Young, aunque también amo a Fred Neil. Sentí que la melodía en Pump Organ tenía un poco de Neil y ocurrió que la angelical pero atormentada voz de Janet era perfecta para ello. Como es habitual, ella no decepcionó. Por cierto, su voz fue grabada en España cuando estuve allí trabajando en otra grabación.

La otra canción es la instrumental «Oh Pearl», una canción muy cinematográfica que hubiera encajado perfectamente en la banda sonora de Paris Texas. ¿Te gustaría componer una banda sonora? ¿Con qué clase de director de cine crees que encajaría tu música?

Este es un buen cumplido porque me gusta cuando las canciones inspiran alguna película en la mente del oyente. He hecho algunos trabajos de bandas sonoras para cortometrajes, pero sí, me encantaría hacer música para un largometraje. Me encantaría trabajar con cualquier director de cine cuyo trabajo encaje con lo que hago. Si sabes de alguien interesado envíamelo, ¡estoy dispuesto a ello!

Musicalmente hablando, ¿Cuál será tu siguiente paso? Siento que podrías lanzar con facilidad un disco al estilo John Martyn o Nick Drake, del que hiciste una preciosa versión de «Cello Song». ¡Podrías cosechar un éxito más amplio!  ¿Te ves haciéndolo?

Realmente sólo lo veo a medida que profundizo en las canciones en las que estoy trabajando. La visión de lo que va a ser suele consolidarse a medida que las canciones se vuelven más definidas. Realmente, nunca he sido un tipo que piensa en un estilo o idea que otro artista podría hacer. Amo a muchos artistas, pero nunca pienso en ellos cuando trabajo en mis cosas. Mi objetivo principal es el mismo: hacerlo interesante, algo que me gustaría escuchar y crear algo nuevo. «¡No te repitas demasiado!», sería mi objetivo cara a cada nuevo álbum.

Tu familia era un entorno musical bastante activo, ¿cómo te afectó en tus gustos y en tu decisión de dedicarte a la música?

De entrada, aceptaron de buen grado que me dedicara a la música y eso fue algo enorme, ya que no tuve que luchar contra eso. Los gustos musicales en la familia eran amplios así que eso fue genial también.

¿Sientes que haces parte de ese movimiento que surgió a principios de este siglo con músicos como Jack Rose, William  Tyler, Nathan Bowles y otros tantos?

Los quiero y los respeto a todos pero no me siento parte de ningún movimiento, de ninguna guitarra primitiva, ni del folk u otro movimiento musical. Creo que mi discografía muestra un arco bastante amplio y eso se refleja en mi interés al tomar diferentes caminos. También hay una relación con mis primeros estudios de jazz y música clásica.

¿Tienes como referentes a John Fahey o Robbie Basho?

Esos músicos y guitarristas son fantásticos. Pero como algunas de las principales influencias en la guitarra, citaría a Jimi Hendrix, Django Reinhardt, Davey Graham, Leadbelly, Roy Buchanan, Sonny Sharrock y Narciso Yepes. El disco de Yepes El Mundo de la Guitarra Española lo escuché mucho.  A Ali Akbar Khan también, uno de los mayores maestros del Sarod, que creo que está bastante relacionado con estos tipos tan expresivos de tocar la guitarra.

Además de músico, eres poeta y pintor. Cuéntanos algo más de esa faceta tuya.

He escrito y dibujado durante mucho tiempo, desde pequeño en realidad. Escribo, practico y dibujo cada día. Estoy trabajando en nuevos manuscritos ahora mismo.

También sé que hablas español y francés, ¿a qué se debe?

Me interesé por los idiomas cuando estudié español en la escuela secundaria, luego estudié francés y portugués. Pienso en ellos como otro tipo de música. Existe una estructura que sostiene el lenguaje juntos, pero cada habitante  realmente habla su propia versión de un idioma. Es una práctica personal y expresiva, el aprendizaje realmente nunca termina.

Para terminar, qué puedes contarnos de lo que va a oír el publico en tus conciertos en España.

Seguramente será una especie de revisión a mi carrera, con énfasis en el nuevo disco; una mezcla del material cantado con mi trabajo más instrumental. Tocaré solo, lo que me da mucha libertad para explorar y ampliar las canciones de ciertas maneras. Me gusta mantener un elemento de improvisación, de inesperado.

Vas hacer cuatro fechas en España, sobretodo en el norte. Te deja poco tiempo para visitar, así que a ver si la próxima vez te vemos por el sur y tenemos tiempo de visitar lugares donde el flamenco está presente, porque imagino que la guitarra flamenca es algo que te interesa.

Sí, espero llegar a toda España y más sitios de Europa el próximo año. Y me encantaría escuchar algo de música flamenca en vivo. Es un estilo que toco de manera informal. Andalucía es una zona musical muy cautivadora y rica. Tengo muchas ganas de traer mi nueva música a España por primera vez.

Muy agradecido por tu tiempo y tu música Bill.

Gracias por esta entrevista y el rato pasado conmigo.

 

Texto: Laurent Berger

 

 

 

 

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