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Huercasa Country Festival – Riaza (Segovia)

The Wonder Women of Country

Acercándonos a la novena edición del festival por excelencia de música genuinamente americana, ya se intuía que nos encontraríamos con diferencias sobre ediciones anteriores. En principio sin un cartel con nombres de gran calado ya fuera por trayectoria o debido a un éxito masivo inmediato, había que presagiar que la calidad estaría asegurada surfeando en la diversidad de estilos, como viene siendo habitual en los años previos.

Nubarrones eléctricos desembarcaron de manera imprevista más allá de la hora en la que supuestamente debían hacerlo. Es cierto que este mes ha sido pródigo en tormentas festivaleras, pero dudo mucho que semejantes rayos caídos el viernes, lo hayan hecho tan cerca del escenario y de los refugiados bajo la tribuna del campo de fútbol reconvertido en templo del Americana. Era evidente por lo tanto, que el día iba a comenzar con problemas.

Se hizo sentir en el sonido general del gran escenario, con problemas técnicos que podían ser serios. Este año se había ampliado con un concierto más por cada día, lo que hizo que las actuaciones empezaran antes de lo deseado para disfrutar del café-copa-puro y a más de uno le tocara salir disparado sin acabar de roer los huesos del excelente cordero de la zona.

JARROD DICKENSON se acercó al escenario Harvest, sin banda alguna y tan sólo con la Sra Dickenson a las voces. Es evidente que sus excelentes discos, con arreglos tan estudiados pierden fuerza y matices en un directo tan desnudo, pero aguantan la desventaja con solvencia. Deleitarse y escuchar detenidamente “Your Heart Belongs to Me”, lo suple todo.

Ya en el escenario principal, JENNY DON’T AND THE SPURS se dispusieron a desplegar su rockabilly 50’s con guiños en algún momento a la gran Wanda Jackson en su áspero registro tan característico. Más fuerza de la prevista, con Kelly Halliburton metiendo incluso fuzz a todo trapo a su bajo para contrastar con esas guitarras old school. Nos dejaron perlas de su nuevo disco, como “Flyin High” o “Pain in my Heart”, irresistibles en su tratamiento revisionista. Un Cadillac engrasado y trotón, como transporte favorito de los que allí aguantaron el chaparrón.

Summer Dean

Ante la incertidumbre de la continuación del festival, los paraguas se juntaron para un concierto improvisado que pasó desapercibido para muchos y que en acústico ofrecieron SUMMER DEAN Y KAITLIN BUTTS con un violín y dos guitarras. Con selectas versiones de clásicos outlaw se convirtió en el momento mágico que los festivales a veces ofrecen, lástima que solo lo vieron unos pocos.

Con el tiempo ya domado, la poderosa SUMMER DEAN volvió a por todas y dada la indudable calidad de sus discos lo tenía todo a su favor. Pero el sonido no acompañó del todo y la banda que la rodeó estuvo demasiado rígida para lo que requería la tejana. Entenderme. Hay que agradecer que haya músicos españoles que con algunos ensayos se atrevan a hacer frente al reto y sin ser necesario exceso alguno, se echaron en falta quizás unos alardes instrumentales al servicio del honky tonk. Dominando las tablas perfectamente, y con esa potente voz tan acorde a sus historias de desamores, traiciones, noches en tugurios, y un humor a veces gamberro, todo ello con un sonido country más setentero próximo al sonido Tulsa, pese a ser de Michigan.

Llegó tras ella KAITLIN BUTTS, y la de Oklahoma ofreció el set que se le suponía con esa voz tan adaptada al country más clásico. La guitarra omnipresente y con una fuerza acorde a la juventud de su banda, esta supo arropar en todo momento y con las dinámicas bien encajadas, emocionaron con su particular revisión de “In the Pines” de Leadbelly llena del dramatismo que exige la historia y con la voz al máximo de expresividad y garra.

Meghan Maike

Se iniciaba el segundo día con MEGHAN MAIKE, tras su gira teloneando a Jayhawks por España, los que la hayáis visto ya sabéis lo que ofrece: muy buenos temas con una voz que circula por el folk, el pop y el country sin el menor problema. Desplegó su encanto personal, siempre agradecida a los que se acercaron al escenario pequeño, en el que más se disfruta de la cercanía y con un Mark McCartney soltando sus fogonazos marca Link Wray sin miramiento alguno pero bajando a su slide evocadora cuando se le requiere. “Diamonds and Gold” merece un monumento. Cabe esperar que la canadiense tenga la suerte y el reconocimiento que merece.

La tropa de los NIKIS DE LA PRADERA, formada por tres miembros de los Nikis mostraron que no han perdido nada de sus divertidas y personales letras por el camino polvoriento que ahora transitan. Dieron la nota diferente del festival, aunque no entendidos por todos los asistentes que los vieron más como el grupo exótico ajeno a la naturaleza del festival, y eso que son de Algete y no llevaban distorsión.

Gospelbeach

La despedida anunciada de GOSPELBEACH en líneas generales, supuso una pequeña decepción. Brent Radebaker se esforzó por enganchar a la gente a ese divertimento soft-rock californiano de su último disco, pero parecía más un forzado entusiasmo y una desgana por el resto de la banda, con muy poco protagonismo de la guitarra y unos coros inexistentes. ¿California sin coros? Una pena.

Y llegó la segunda tormenta del fin de semana, pero esta vez en forma de oronda figura de 21 años, con una voz que recuerda y bebe de los mejores en esto del soul más blanco (Farris, Marcus) y mezcla acertadamente Southern a tres guitarras, Soul, Funk, Blues y lo que se le ponga por delante. MYRON ELKINS era el esperado por muchos de los asistentes y en absoluto defraudó. Versiones de Al Green y JJ Cale (vía Skynyrd) completaron un set que mejoró mucho su versión en estudio, con absoluto crujir de guitarras, y una ejecución cruda pero impecable de toda la banda. Habrá que esperar que la maquinaria comercial de Nashville no se trague al polluelo y lo convierta en otro producto convencional de los que abundan hoy en día en la escena de la Music City.

Myron Elkins

No repuestos de la que nos cayó encima aparecieron las WONDER WOMEN OF COUNTRY MUSIC, cambiando totalmente el paso del huracán de Michigan. Les sobran tablas a Kelly Willis, Melissa Carper y Brennen Leigh, disfrutando en el escenario con sus tres voces perfectamente armonizadas y que a mucha distancia todavía sonaban más diferenciadas en sus tonos, y rindiendo el final acostumbrado al gran John Prine. Juntando lo mejor de las carreras respectivas ya daría para un día entero de festival. Nos supo a poco.

A Thousand Horses

El broche del fin de semana vaquero correspondía a A THOUSAND HORSES, banda sureña capitaneada por Michael Hobby que ejerce de frontman total. La banda sonó vigorosa, ofreciendo un directo de sonido impecable cercano a la producción de sus discos con los tics propios que triunfan en los charts country más recientes: batería y bombo atronadores, guitarras por todos lados, intros sosegadas de voz y guitarra con golpe de caja marcando la entrada apoteósica, coros incluidos y un poco de rap. Sí, tienen buenos temas. También son buenos instrumentistas. Pues claro que el frontman tiene presencia aunque algo sobreactuada. Por eso triunfan, pero andan un tanto faltos de originalidad tras el gran Southernality que los encumbró quizás demasiado pronto.

Al final, como casi siempre, en la diversidad de la propuesta está el éxito: permite descubrir costas que no has explorado todavía y disfrutar de arenas ya conocidas pero a las que sabes que siempre vas a regresar.

Texto y fotos: Héctor Fernández Baselga

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