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Resurrection Fest – Viveiro (Lugo)

 

Foto: Javier Bragado

Hay festivales que tienen implícito algo más que la propia música. El Resurrection Fest es uno de ellos. Al igual que en el caso de algún otro como el Azkena, aquí hay algo más. Si a Vitoria se va y punto, Viveiro es un pueblo que unos días al año se convierte en un paréntesis en la vida para disfrutar de cuatro días de una hermandad muy especial. Lo que pasa en el Resu se queda en el Resu (like Las Vegas), y sólo suelen pasar cosas buenas. Vivencias en familias formadas para esto, hermandad metalera y siempre conociendo gente de nivel, porque el Resurrection Fest no es para mediocres.

Pero vamos al lío, que hubo mucho y para todos los gustos. Como es complicado visitar todos los escenarios para ver a todos los grupos (malditos solapes, por mi parte sufrí el perderme a los noruegos Bokassa, pero Alice Cooper manda siempre) vamos con un resumen de lo más destacado, lo mejor de lo mucho bueno que sonó en Viveiro. De menos a más conocidos, porque se agradece la oportunidad que se da a grupos estatales con menos nombre ahora que dentro de no mucho, promesas que apuntan a realidades y demuestran la buena salud que hay en la tralla más cercana.

Aneuma (Foto: Javier Bragado)

Por nombras a algunos, la propuesta de ANEUMA con vocalista de nivel al frente, la elegancia rockera de los gaditanos THE ELECTRIC ALLEY, la propuesta instrumental de los madrileños DERIVA (temazo “Mortuus terra”), la ecléctica propuesta de VIVA BELGRADO, la terna de grupos vascos THE DESCENT, FRAKTURE y RISE TO FALL y, por supuesto, la fiesta que siempre organiza EL RENO RENARDO. Se puede debatir sobre si son más divertidos que ME FRITOS AND THE GIMME CHEETOS, pero a mí no me cabe duda que quién crea antes que versiona, siempre en mi equipo. ¿Más nombres a tener muy en cuenta? El Punk Rock de dos combos como LA INQUISICIÓN y LA EXCAVADORA fue algo espectacular. Estos últimos, con Iñaki Urbizu, Pela, al frente son ya posiblemente el grupo al que hay que ver si o si. Temazos como “Mala música”, “Con la cara rota” o “”Quiero ver cómo sufren” sonaron de nivel, ¡y eso que soltaron que no les iban a dejar tocar por no tener voz gutural!

Fear Factory (Foto: Javier Bragado)

Un escalón por arriba, porque lo están, lo ocupan bandas como SONS OF AGUIRRE & SCILA. La propuesta agitadora políticamente del combo Rap metalero es algo apabullante. Quizás no tiraron de demasiados clásicos, algo que se agradece siempre en el clásico set corto festivalero por el tema del tiempo, pero sonó “PacoPepe”, “No me posiciono”, la tremenda “Valley of fallen” y un “Cristales rotos” a capela con el público. Pero si los hijos de Aguirre tiene su rollo ideológico fuerte, los LENDAKARIS MUERTOS dejan claro que esto no va para nada de política, esto no va de apología del terror… los Lendas arrasaron en el cierre de la segunda jornada en el escenario principal. Y si, hubo caras de asombro y espanto en gran parte del público que no sabe de qué van los navarros. “Urrusolo Sistiaga 1”, “E.T.A., deja alguna discoteca” y “Oso Panda” fueron la cumbre de una actuación enloquecida, tras avisar que vendían fotos de ellos con su telonero, un tal Bruce Dickinson, a cinco euros. Y el himno de la extinta URSS para irse a la cama.

Y pasando ya a nombres internacionales, mucho y muy bueno. CRYPTA, el nuevo proyecto de las ex Nervosa Fernanda y Luana, el dúo británico de Rap Metal BOB VYLAN, los japoneses KNOSIS, la agresividad Hardcore de SPEED, y el proyecto en solitario de un icono como es KERRY KING (Slayer rules siempre), nombres míticos del Hardcore como BIOHAZARD (reunión original, fue tremebundo escuchar “Tales from the hard side”) o la salvajada de CRO-MAGS. Menos cañeros pero con una actitud apabullante firmaron una actuación soberbia NASHVILLE PUSSY (lo siento, pero amo a Ruyter Suys), con temazos como “Come on come on” o “Hate and Whiskey”), con la primera subida a un escenario de los Resu Kids. Pero para mi gusto, el grupo más escondido y que se reveló como la joya de esta edición fueron los británicos GREEN LUNG, con su mezcla entre Black Sabbath, Judas Priest y ese toque ocultista Folk británico, que tira de espaldas. Una actuación mística, contundente, memorable, como si estuviéramos en Stonehenge celebrando ceremonias religiosas de culto a los muertos y a la vida. Canciones como “Let the Devil in”, “Woodland Rites” y “Old Gods” fueron regalos para los elegidos por los Dioses del Metal para asistir a este ritual.

Bruce Dickinson (Foto: Daniel Cruz)

Y vamos ya con nombre consagrados, porque aquí había de todo, para todos los gustos y tendencias. ACCEPT, con una trayectoria extensísima, fueron los abanderados del Metal más clásico. Los teutones dieron grasa de la buena, con himnazos como “Fas as a Shark” o “Balls to the Wall”. Quizás menos caña de la esperada fue la de FEAR FACTORY. “Demanufacture”, “Replica” o “Zero signal” siguen siendo una bestialidad pero, para mi gusto, Milo Silvestro no es ni será nunca Burton C. Bell. MEGADETH fue otro cantar y nunca mejor dicho. Mustaine y sus compinches ofrecieron un show muchísimo mejor que el de la edición de 2018. Y si, sonó el sudamericano ¡aguante Megadeth! en “Symphony of Destruction”, que junto a “Peace sells” fueron un puñetazo metálico excelso. BRUCE DICKINSON no golpeó tan fuerte. Su proyecto en solitario alejado de Maiden tiene una calidad innata pero ¿para un festival de estas características? Ahí queda la duda y el debate. COREY TAYLOR apúntate eso también.

Megadeth (Foto: Daniel Cruz)

Y ya ciñéndonos a otros que pisaron el escenario principal, pues hubo de todo. La actuación de SUM 41 se hizo repetitiva. Dos días después les pasaron por encima THE OFFSPRING. Soltaron toda su tralla, “The kid´s aren´t alright”, “Pretty fly (for a white guy)”, el cover de Blitzkrieg Bop”  de Ramones (¡dignificando escenario!), “Self steem”… vamos, todo lo que quería el respetable. Eso sí, quizás se hizo bizarra “In the Hall of the Mountain King” y, por favor, menos cháchara absurda, que si se habla menos se puede tocar más. Quienes hablaron poco y soltaron tormenta de hachas fueron MACHINE HEAD. Nos trituraron todo lo posible, “Is there anobody out there?”, “Halo”, “Davidian”… de eso no se sale indemne.

The Offspring (Foto: Rubén Navarro)

Y para rematar la faena, otros que hablan aún menos y ofrecen menos piedad. HIGH ON FIRE, el trío Stoner que lidera Matt Pike, lo más parecido a Machete que se ha visto por estos lares. Cafres. Todo lo contrario que dos de los grupos que lideraban el cartel de este año. BRING ME TO THE HORIZON desencadenó la locura entre sus seguidores (de sus seguidores, de nadie más), en una actuación acorde a lo que se esperaba de ellos, mientras que AVENGED SEVENFOLD tuvo momentos de nivel (“Hail to the King”, o la balada “A little piece of heaven”. Se dejaron “Bat Country”, mal, siempre tiene que haber murciélagos, en forma de canción, de anillo, lo que sea) y otros de aburrimiento espeso.

Electric Callboy (Foto: Daniel Cruz)

 

Y finalizando, un par de grupos que dieron qué hablar y luego la leyenda de esta edición. Primero, con lo extraño, por llamarlo de alguna manera. La presencia de BABYMETAL levantaba suspicacias entre el sector más True. Era para pensárselo, tres japonesas, con una propuesta J-Pop mezclada con Metal, rollito Idol asiático… como que chirriaba. Pero no, mereció mucho la pena presenciar su actuación. Como uno piensa que en diez años el K-Pop colonizará gran parte del actual espacio musical, más vale que alguien de ese rollo de algo meta caña. “Ratata” (con colaboración en el escenario de de las voces de Electric Callboy, no hay más que ver sus videoclips), “Pa Pa Ya” o “Karate” se te quedan dentro. Y ya que hemos hablado de ELECTRIC CALLBOY, estos son otros que se salen de la norma y convirtieron aquello en una pista de baile. Con “Tekkno Train” o “Hypa Hypa” hasta los más tradicionalmente irreductibles se dieron el fiestón bailongo.

Babymetal (Foto: Daniel Cruz)

Pero para ceremonia festiva, la de ALICE COOPER. Tocó pronto, con luz solar, pero nos regaló un listado clásico, mandó con guante de cuero a sus tres guitarristas (Nita Strauss y su carisma), trajo un montaje a su altura (chistera y cambios de vestuario constantes, guillotina, camisa de fuerza, florete, su hija Calico Cooper comiéndose el escenario con sus apariciones teatrales) y las canciones… qué vamos a decir de su repertorio. Empezar con “Lock me up” (¡Guilty a tope!), y de lo bueno lo mejor: “I´m Eighteen”, “Billion dolar babies”, “Hey stoopid”, “Poison” (la locura fue aquello), la soberbia “The Ballad of Dwight Free”, “I love the dead”, “Elected” y el final con “School´s out” versioneando parte de “Another brick ob the wall” de Pink Floyd. Aquí somos esbirros de Alice. Sus sicarios. Sus entregadas víctimas. Como del Resu. El año que viene llega el Capítulo vigésimo. Eso es cita obligada porque esta gente no es que organice un festival sobresaliente, sino que te regala unas vivencias que nunca se olvidan.

Texto: Michel Ramone

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