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The Teskey Brothers – Razzmatazz (Barcelona)

 

 

Barcelona fue la última parada de la primera gira española de los hermanos Teskey, la banda australiana que mezcla hábilmente blues, soul, R&B, góspel e idiosincrasia aussie. Las expectativas eran altas: tres discos estupendos, excelentes críticas de sus directos, derroche de carisma, grandes canciones… y dos palabras clave que no faltan en cualquier crónica: el sonido Stax y el espíritu de Otis Redding. Y no defraudaron.

Las también australianas Hussy Hicks fueron las teloneras y prepararon el terreno para una gran noche, con un público entregadísimo (faltó poco para el sold out), difícil de ver por aquí para una propuesta tan especial. O quizá sea precisamente por eso.

La banda se presentó con la formación completa, con teclados y sección de vientos que auguraban una representación fiel de su repertorio. Y vaya si lo consiguieron: totalmente compenetrados y rodados, con una puesta en escena calculada y sus momentos para la improvisación, pero sin pasarse.

La conmovedora «I Wish I Knew How It Would Feel To Be Free», que popularizó en su día Nina Simone, abrió un repertorio que se movió cómoda y equitativamente entre su breve discografía, y con un ritmo e intensidad que fue de menos a más. La primera mitad del concierto estuvo marcada por su faceta más tranquila, dominada por medios tiempos. Enseguida pudimos descubrir el secreto de la química de los Teskey: el carisma de Josh, con su voz mimetizando la de Redding y metiéndose al público en el bolsillo con sus reiterados agradecimientos (roadies y equipo incluidos) y mano en el pecho; y Sam, más discreto, pero con precisas aportaciones a la guitarra, erigiéndose como la esencia de su sonido. La sana imagen de unos hermanos y de una banda muy competente que se lo pasan muy bien en el escenario y que consiguen transmitirlo.

El concierto fue ganando en intensidad con «So Caught Up», lo más parecido a un single de éxito, el interludio acústico de «Carry Me Home» y, a partir de aquí, un desenlace marcado por la expansiva «Blind Without You», con merecidos momentos de lucimiento de la banda y Josh revelándose como excelente armonicista, y unos bises en perfecta comunión y complicidad con el público, con «Hold Me» como emotivo gran final, cantado a capella por toda la banda y el público presente, que seguro que no se pudo quitar de la cabeza el estribillo bien pasado el concierto.

En definitiva, un agradable viaje musical al pasado que nos deja la sensación de inicio de una gran amistad con nuestros escenarios.

Texto: Josep Calle

Fotos: Sergi Fornols

 

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