¿Que no hay progresivo en verano? Pues ahí va.
Haze
The Water’s Edge (Gabadon)
Qué poco se prodigan los hermanos McMahon, pardiez. Aparte de sus tres álbumes en los ochenta, y los dos discos como World Turtle en los 90, la nueva singladura de los de Sheffield nos ha dejado solo tres discos más. El último de ellos, este The Water’s Edge, es otra estupenda lección de neoprog clásico, siempre con ese sustrato folk que los caracteriza.
Focus
Focus 12 (Spirit of Unicorn Music)
Regresa Thijs van Leer al mando de la mítica banda holandesa, en una segunda vida en la que van dejando destellos de lo que fueron, más desde que en 2004 se enroló también Pierre van der Linden, batería en la época clásica. No estamos en los setenta, no está Akkerman, pero su prog instumental con apuntes jazzy se deja escuchar con agrado.
Kick The Giant
Presence (Inverse)
Lo de estos finlandeses es hard rock progresivo más que metal, y su debut está repleto de armonías vocales para corear sin recato, riffs pegadizos y una sección rítmica que te peina patrás. Un álbum de lo más disfrutón, que aúna la falta de trascendencia con el buen humor y las ganas de pasarlo y hacértelo pasar bien. Música que, en pleno veranito de mierda, entra y refresca como una birra helada a la una del mediodía.
The Windmill
Mindscapes (Crime)
Incapaces de esconder sus referentes, exponiéndolos sin disimulo alguno, en realidad, los noruegos vuelven a presentar un trabajo repleto de ecos al pasado, con Camel y sobre todo Jethro Tull -sobredosis de flauta, una gozada- como principales referentes. Cuatro temas en su punto justo, cuarenta minutos de disfrute que se hacen cortos.
Argos
Halfway Between Heaven and Mirth (8Merch)
Hacer ligero y accesible lo intrincado y virtuoso ha sido siempre una de las virtudes de Thomas Klarmann, habilidad que repite en este su séptimo trabajo al frente de Argos. Fajado en combos de prog y fusión desde los setenta, el germano y su banda mezclan con habilidad el prog contemporáneo con un sustrato Canterbury -Caravan, siempre en lontananza- sublimado en los espectaculares veinte minutos y ocho movimientos de «Daedalus Machines».
Long Earth
An Ordinary Life (Grand Tour Music)
Tercer trabajo de estos veteranos músicos de la escena prog escocesa, curtidos en mil batallas desde los ochenta, y triunfo absoluto. Desde la épica inicial de «Fight the Hand That Bleeds You», los teclados de Mike Baxter y las guitarras de Renaldo McKim desgranan una hora de rock progresivo pata negra, elegante como pocos. Contando además con una de las mejores voces del género en la figura de Martin Haggarty, el conjunto solo puede tacharse de intachable.
Nine Stones Close
Diurnal (Freia Music)
Lo que empezó siendo un proyecto en solitario de Adrian Jones (Numb, Lie Big, Jet Black Sea) en sus dos primeros discos, lleva ya tres álbumes más como una banda al completo, reclamando un muy merecido espacio en la vertiente más hard blues del género. A este soberbio Diurnal, le seguirá en noviembre una nueva entrega titulada Adventures In Anhedonia. Le guardamos sitio desde ya.
Ice
Man In The Moon (Oskar)
Puede que hayan pasado casi veinte años desde la primera y única entrega de los holandeses, aquel competente The Saga (2005), pero no muchas cosas han cambiado en su sonido. Tal y como aplicaban en su anterior banda, Maryson, Chris Van Hoogdalem y Hein Van Den Broek siguen interaccionando con sus guitarras en favor de un progresivo melódico y sin excesivas complicaciones. Fondo de armario.
Eloy Pérez
Os sugiero dejar de repetir el encabezamiento ese sobre blues muerto/blues bastardo en todas y cada una de las entradas sobre blues actual. Ocupa demasiado y se desaprovecha la ocasión de introducir convenientemente al autor o grupo en cuestión.