Discomático

The Byron Band (featuring David Byron & Robin George) – On The Rocks… Again / HNE Recordings

 

 

Imagino que carece de sentido comparar los discos solistas de David Byron con los de Uriah Heep, la banda de su vida. Banda de la que fue despedido por su agraviado problema con el alcohol, el mismo que le llevó al otro barrio ya en 1985. Cuando este álbum salió a la venta, Uriah Heep se encontraba en barbecho y Ken Hensley, que hasta entonces había sido el que mayor número de composiciones había traído a la banda, acababa de marchar. Pero en la comparación David gana, porque este disco es mejor que los tres últimos que habían hecho Heep sin él. No es de extrañar que Mick Box, guitarrista histórico de Heep, fuese en su busca: «¿Puedes volver a la banda ahora que Ken se ha ido?». «Mejor únete a mi propia banda», contestó Byron. Ni una cosa ni la otra sucedieron.

On The Rocks, único disco a nombre de la Byron Band (recordemos que anteriormente ya había grabado dos discos a titulo personal y otro al frente de la banda Rough Diamond) es dinámico, entretenido, sorprendente y vital. No es la clase de disco que uno se podía esperar de un tipo fuera de onda como Byron, acabado para la industria y para los fans, en 1981. Pero donde hay estrella sobra brillo. Byron está magistral en la interpretación, en la vocalización teatral de unas letras con gracia y muy acertado en las melodías. Quizás su voz se ha resentido un poquito por los años de abusos y maltrato, pero no resta embrujo a un disco especial de veras.

«Start Believing», «How Do You Sleep?», «Rebecca», «Never Say Die», esa maravilla titulada «Little By Little»… Nombraría todas las canciones del álbum. ¿Cómo? ¿Amas la voz de Byron en todos los discos de Uriah Heep y no tienes este álbum? Sal y corre a por él, que además viene acompañado de las demos originales, de las que hubieran ocupado un segundo álbum y de los ensayos para la gira y un bolo en Liverpool. Porque este es un cofre con tres cd’s, básico y monumental.

Mención especial para Robin George, recientemente fallecido, pero entonces un chaval, que supo mediar con un tipo de las características de Byron y sacó lo mejor de él cuando nadie esperaba nada. Robin acabó trabajando con Glenn Hughes en sus horas bajas, y Phil Lynott le juró que si Thin Lizzy volvían (esto ya era en 1985) él formaría parte de la banda. Robin no tuvo suerte en la vida; me refiero a que nunca gozó de una fama que hubiera merecido. Su carrera solista tampoco acabó por despegar. Pero no cabe duda de que fue uno de los nombres esenciales del hard británico en aquella gloriosa década de los ochenta.

Texto: Sergio Martos

 

 

One Comment

  1. Juan Francisco

    Siempre se encuentra donde escarbar, si te orientan bien. No sabía de la historia, me gustan los primeros Heep , así que me picó la curiosidad. Simplemente es cojonudo. Del principio al final , sin desperdicio. Y que injusta es la vida.
    Gracias, gracias , gracias

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