Encuentros

The Tallest Man on Earth, abandonarse ante la intención del Universo

 

 

The Tallest Man on Earth encuentra su lugar en la Tierra con “Henry St.”, un álbum creado en comunidad con sus músicos en un nuevo mundo libre y en reconstrucción.Nos visita en septiembre (ver fechas en cartel).

Se podría escribir un libro sobre los álbumes que han sido marcados de una manera u otra por la pandemia de COVID-19. Aún discos que se publican este año se traslucen a través del manto de una sombra que es alargada. The Tallest Man on Earth o lo que es lo mismo Kristian Matsson (1983), después de meses de soledad en su Suecia natal, reconstruyó los pilares de su proceso creativo abandonándose en la amistad y la camaradería en un viaje entre Nueva York y Carolina de Norte dando lugar a su disco más libre. Sin miedos y abierto la posibilidad de que quizá la mejor razón para seguir haciendo canciones sea la de crecer, apoyarnos en una hermandad creativa y mirar el pasado con complacencia.

Es la hora en punto y Kristian aparece en la pantalla de mi ordenador, tiene buen color y luce una gorra amarilla, chaqueta y buen bigote. Por su ventana se percibe el movimiento de los árboles por la brisa. Contra la pared se vislumbran los mástiles de algunos instrumentos. Me dice que espera que sea una buena charla y le aviso de que lo que más me gusta es conocer las razones de las canciones y sus procesos creativos. Me dice «dale caña, vamos a por ello». Allá vamos.

 ¿Este disco se impulsa en la soledad por el aislamiento durante la pandemia y busca inspiración en la posterior interacción con otras personas?

Se me acumularon muchos asuntos durante la pandemia. Solía vivir en Brooklyn, Nueva York y me mudé de nuevo a Suecia a mediados de 2020, vivía en un hermoso lugar en el campo pero estuve solo la mayor parte del tiempo y fue difícil. No era capaz de hacer música. La mayor parte de mi carrera la he vivido yendo de un lugar a otro, he viajado y he tocado para la gente, conviviendo con músicos y escuchando también su música. Me encerré en mi habitación y simplemente dejé de tocar.

Por eso cuando volví a Estados Unidos a finales de 2021 me reencontré con grandes músicos, con amigos y toda mi gente. Cenas tardías en comunidad, grandes conversaciones y buenas ideas que acabamos grabando en el estudio. Algo explotó dentro de mí al sentirme en el centro de algo colectivo. Recuperé la inspiración y a principios de año ya estábamos grabando. Fue precioso.

¿La canción “Every little Heart” habla de eso?

Sí, eso es. En realidad es de lo que trata todo el álbum. Echar de menos a la gente, recuperar su cercanía y todas las cosas que podemos hacer juntos. Amigos y desconocidos, una celebración. El mundo ya es bastante oscuro, la humanidad ya hace cosas realmente malas todo el tiempo. Nos estamos quejando todo el tiempo. Hacer algo malo es lo más fácil, nos sale solo, es algo que llevamos dentro. Pero si te esfuerzas, si buscas… Todo sería diferente si nos juntásemos para hacer cosas realmente poderosas, hermosas y positivas. Busca la belleza en el mundo, está ahí.

¿Es importante que lo que nace individual pase a ser creado por un universo colectivo de personalidades?

Tengo un trabajo, soy artista y publico cosas con mi nombre pero mi música contiene todo lo que está a mi alrededor, toda la gente que conozco, toda la música que he escuchado, todas las conversaciones que he tenido. Desde el principio somos lo que somos gracias a las relaciones que tenemos, desde que nos crían nuestros padres hasta que me subo con mis músicos en un escenario. Me siento muy afortunado.

¿Creo que elegiste a tus músicos por su musicalidad y creatividad pero también por su personalidad?

Sí, tienes razón. Yo nunca había grabado en directo en el estudio y todo suena así, como un montón de viejos músicos tocando juntos al mismo tiempo. Yo siempre he tenido dudas sobre mí mismo y sobre mi musicalidad, padeciendo el síndrome del impostor. Un día me encontré caminando por esta casa, dando vueltas y me dije “¿qué estoy haciendo, de qué tengo miedo?” La vida es demasiado corta. Escribí a Nick Sanborn que es un gran amigo desde hace mucho tiempo y el me dijo “quiero producir tu disco”.

A partir de ahí decidimos buscar a los mejores y más divertidos músicos que pudieran venir a Carolina del Norte que era donde lo íbamos a grabar. Fue simplemente mágico. Les mostré las canciones, su estructura y con eso empezamos a jugar. Decidí no exigir nada y estar abierto a ideas. Solo necesitaba confianza y eso recibí. No solo son grandes músicos sino que son gente increíble, tengo la suerte de poder llamarlos amigos. Fue liberador sentir esa amistad después de un gran periodo de soledad. Todo era vertiginoso, una fiesta con una gran energía positiva y creativa.
TJ Maiani, el baterista me mostraba ideas de ritmos que nunca hubiera imaginado y con cada toque de bombo, golpe o pateo iba insuflando vida a la canción. Como si fuera el corazón de las canciones. Disfrutábamos grabando e hicimos varias tomas solo por el placer de volver a tocarlas. Fue muy divertido.

Me encanta la canción Henry St y el piano desnudo de Phil Cook.

Phil es un viejo amigo, él tocaba en la banda de freak folk Megafaun, hicimos algunos conciertos juntos allá por el 2010. Es uno de los mejores pianistas que conozco. Phil ha tenido que enseñarme a tocar porque me gustaría reproducir su sonido en los directos y poderla tocar sin su ayuda. Me tomó mucho tiempo. Ahora ha cambiado mi forma de tocar. En esta canción no hay guitarras, suena solo el frágil piano de Phil que otorga una sensación profunda de belleza. Nick Sanborn sumó sintetizadores modulares, ruidos, ruido blanco y jugó paneando las tomas de sonido. Phil improvisó y de repente tocó esa secuencia de notas que era la que necesitábamos , fue algo hermoso.

Justo en la canción “Henry St.” dices “I’m a little dude in the scape of songs”. ¿Es una forma de abandonar el ego frente a la grandeza de las canciones?

Totalmente. Intentamos amarrar el mundo y controlarlo sabiendo que tanto el mundo como nosotros somos irregulares y creo que sí, ahora estoy tratando de escribir desde lo raro, aceptando que lo extraño también puede suceder. Antes estaba intentando controlar el universo y ahora he entendido que debo abandonar la intención de salvar al mundo a través de mis procesos creativos, a través de las canciones.

Después dices: “We’re a mountain of beginners” ¿Somos siempre principiantes?

Mira, me encanta sentirme como un principiante. (Mueve la cámara y veo por fin a su espalda, apoyados en pared de su casa varios instrumentos). Tengo un violín, un banjo sin trastes, hay una mandolina con la que intento sacar acordes, un clarinete. Me encanta la sensación de estar perdido. Empezar con un nuevo instrumento desde abajo, tocar una y otra vez hasta empezar a sacar un sonido decente. Sé por experiencia que si empiezo es muy difícil al principio y que me va a costar, como con el violín que empecé a principios de año, poco a poco vas encontrando caminos, vas entendiendo como sacar un mejor sonido. Creo que los principiantes somos curiosos, tenemos un par de buenas ideas y aprendemos sobre lo que nos rodea. La mejor manera es la más sencilla.

Yo crecí en el campo y luego me mudé a New York, una ciudad loquísima, allí maduré como ser humano, descubrí un mundo totalmente diferente al que estaba acostumbrado. Es genial para el ser humano sentir que no sabes nada y aprender. Respeto mucho más a esas personas que a las que te dicen que tienen las respuestas para todo. Todo cambia todo el tiempo, es imposible saber de todo asi que todos estamos en la montaña de los principiantes.

 En la canción «Slowly Rivers Turn”, dices: “There’s a sky when you run And there’s a sky when you surrender” y después dices “A light up from a whisper tellin’ how I never knew the captain’s skill”. ¿Observas en quién podría haberse convertido tu antiguo yo?

Realmente no sé lo que quiero decir, las canciones son libres. Es la poética que me sale, es rara. Imagino el cielo como si fuera un personaje que nos mira, como si tuviera la capacidad de mantener a la gente allá abajo corriendo. Arriba también suceden cosas, las nubes flotan, se mueven  pero el cielo se queda  siempre igual pero nos mira. Yo creo que sigo siendo el mismo aunque estoy dentro de mi propio proceso, voy mejorando con mi salud mental aunque es cierto que me comporto de manera diferente, estoy mucho más en paz y con los pies en la tierra. Me siento orgulloso, soy indulgente conmigo mismo.

Antes, cuando miraba hacia atrás en el tiempo era demasiado duro con mis creaciones del pasado, juzgaba lo estúpido que parecía en una fotografía y era incapaz de valorar cómo había superado tiempos difíciles. Las primeras canciones, con 22 años,  los tiempos en los que aún dominaba el inglés, cuando empezaba a subirme a grandes escenarios y cómo decía frases graciosas entre canción y canción para quedar bien y para superar la vergüenza. Estaba demasiado preocupado en vender entradas y en si iba a gustar a la gente. Yo ahora he conseguido inspirarme con mi antiguo yo y superar todo eso, pierdes esa locura y ganas sabiduría, aprendes cuáles son las cosas más importantes en las que debes centrarte.

¿Hay una sensación en todo el disco de querer expresar algo crucial antes de que el tiempo nos pase por encima?

Creo que tienes razón. No es fácil responder a esta pregunta porque en realidad esta es la razón por la que hago música. Hago música porque no puedo expresar solo con palabras lo que siento con el paso del tiempo en este planeta, mis miedos a desaparecer por eso hay una sensación de que cada paso es crucial y que debemos celebrar la belleza y la amistad.

¿Hay también un desinterés en tenerlo todo resuelto al final del álbum?

La ansiedad está presente en mi vida, así como otros problemas de salud mental, vivo con ello, ahora tengo 41 años y he de decir que tengo la suerte de haber tenido la música para poder sobrellevarlo. La misma energía que te lleva a crear una canción es la que otras veces te golpea duro y te empuja a lugares oscuros de la mente. Por eso con mis canciones siempre intento ascender hacia un lugar luminoso, hacer algo positivo con ella. Es lo que quiero hacer con todos mis álbumes pero ahora soy consciente de que este disco marca un gran momento, el comienzo del siguiente capítulo. Creo que marca el momento en el que empecé a ser más valiente y cuando empecé a soltarme sin pensar en lo que opine de mí la industria. La industria, los medios de comunicación social, las redes son muy poco inspiradoras y funcionan siempre a pesar de ti. Ahora no me interesa nada de eso, solo quiero tocar mis álbumes, componer mis canciones ya tenga delante de mí 50 o 5.000 personas.

Estoy muy tranquilo y este verano me lo he tomado así y nunca lo había hecho de esta manera en 18 años. Tocar música, nadar en el río, escribir canciones. Se acabó aquello de conseguir un éxito de ventas o estar en la lista de éxitos. Solo quiero crear algo bonito y dar conciertos donde sea. Estoy feliz de poder venir a España y a Portugal este año. Estad preparados, vengo a España cargado de energía.

Muestras un hambre por enamorarse de la irregularidad del mundo que nos envuelve.

Soy un ansioso y soy totalmente irregular, soy capaz de elegir el camino torcido todo el tiempo.
Desde que era niño crecí jugando en el bosque buscando cosas extrañas y hermosas, plantas, rocas y árboles raros. Más tarde cuando empecé a grabar canciones lo hacía en estas viejas grabadoras donde todo tiembla y cuando grabas no puedes volver a hacerlo y nunca se reproduce de la misma manera, se captan todas los sonidos alrededor y nunca existe silencio total. Todo eso siempre me ha fascinado. Lo raro del mundo es imposible de descifrar, solo debes intentar trasladarlo al texto. Siendo joven te sientes imperfecto y fuera de lugar y con eso intentas llevarlo contigo y además intentar ser feliz y nunca funciona. Siempre acabas decepcionado porque nunca las cosas son exactamente como tú o como pensabas que serían o como deberían ser.

¿Creo que te es imposible escribir buenas canciones cuando estás de gira? ¿Cómo, donde sueles escribir, necesitas un hogar para que crezcan las canciones?

Las habitaciones de hotel son aburridas. Algunas personas las prefieren para componer pero si tienes que ir de hotel en hotel por tu trabajo acaba siendo un mal lugar. Hay muchas canciones creadas en habitaciones de hotel. La mejor habitación es el instrumento que trajiste contigo. Muchas ideas surgen estando de viaje en aviones o trenes gracias al movimiento. Tal vez porque llevo viajando desde que tenía 20 años creo que hay algo en el movimiento que te permite escribir y escuchar. Ahora todo ha cambiado, me he tomado un tiempo libre para estar en el hogar y en ese parón en casa estoy escribiendo.

¿Algunas canciones surgen de conversaciones?

Sí, muchas de ellas. Por eso durante la pandemia surgieron tan pocas. Es muy diferente hablar por teléfono o por internet como nosotros que tener una conversación real en una habitación o en la calle. Podría escribir en un restaurante poniendo la oreja a lo que dicen en las demás mesas, fragmentos de vida contados por ellas mismas. Es algo que me gusta mucho, volver hacia casa y reconstruir una idea, crear un contexto. Así suele surgir.

Ahora tengo la suerte de vivir en una hermosa casa en Suecia y mucha gente viene a visitarme en verano. Amigos y familiares se reúnen también con nosotros en grandes cenas y fiestas y eso ayuda a que surjan luego las canciones. Cuando estás de gira la adrenalina está en el cuerpo, no estoy nervioso pero estoy preparado para saltar al escenario todo el tiempo, para tocar de una manera impecable, todo eso. Pero después tienes un día libre y vuelve a funcionar la rueda de hacer canciones.

En “Too late for Edelweis” (2022 ) versionabas  canciones de Lucinda Williams, Nico, The National, etc ¿Tocar aquellos temas te acercó a nuevas formas de cantar, escribir y crear?

La verdadera historia de cómo surgió es que en principio no iba a ser un álbum. Yo estaba en Carolina del Norte esperando para grabar una nueva sesión en el estudio pero entonces hubo otra ola de COVID y tuvimos que parar y aislarnos. Así que alquilé una casa por Airbnb con un estanque de patos al lado, campos de ovejas… Me sentaba esperando a que pasara el tiempo, tenía una computadora y dos micrófonos y empecé a grabar covers con un pequeño equipo que había traído, mi guitarra, un banjo y un sintetizador. Empecé a grabar las cosas que estaba escuchando en ese momento.

“Försent för Edelweiss” que traduje como “Too Late for Edelwis” para dar su nombre al disco es una de mis canciones favoritas del mundo. Llevaba unos 15 años queriéndola grabar. Fue mi manager quien me dijo que deberíamos lanzar esto. Fue muy divertido aunque si hubiera sabido que iba a acabar siendo un álbum tal vez lo hubiera grabado mejor.

¿Estos dos discos están unidos de forma simbólica y empática?

Si ahora los miro en retrospectiva creo que sí lo están. Creo que son canciones que cubren una misma sensación y coinciden en una misma energía. Me encantan tantos tipos diferentes de música y tantos tipos diferentes de canciones, pero es cierto que coinciden porque acompañaban al ánimo que tenía previo a la grabación de “Henry St.”, en un momento extraño. Era 2021, todos estábamos asustados, el mundo se estaba destruyendo y reconstruyendo, en Estados Unidos la asistencia sanitaria no es como aquí en Suecia, solo puedes pagarla si eres rico. Yo sentía que me escondía del mundo. Tenía una colección de DVD y veía películas de los 90. Las canciones absorben cómo estás en cada momento y estos dos álbumes están conectados conmigo a ese lugar y a ese momento.

Creo que es una buena manera, cuando dudo de mí mismo, cuando estoy componiendo lo mejor es dejar de escribir y simplemente tocar canciones de otras personas. Te inspiran y encuentras recursos creativos que puedes utilizar. La canción necesita de otras canciones, el mundo necesita canciones y ya hay muchas y buenas bien escritas. Para mi también es un consuelo saber que puedo ser solo un cantante, un guitarrista que toca canciones de otros y también a veces pienso “¿Qué pasa si hago una canción como esta y no la he escuchado?”.

Estarás Barcelona el 3 de septiembre en la sala Apolo, en Valencia el 4 de septiembre en La Rambleta, Madrid el 5 de septiembre en La Riviera, Santander el 6 de septiembre en el Escenario Santander y en Vigo el 7 de septiembre en Auditorio Mar de Vigo. ¿Como van a ser esos conciertos?

Voy a tocar yo solo, en solitario. Me apetece mucho tocar solo y he visto que puedo hacer un buen show.  Esta vez no pude juntar a toda la banda americana. La gente va a ver aspectos de mí que nunca ha visto. He evolucionado mucho y por supuesto tocaré muchas de las canciones nuevas. En Australia hice gira de esta manera y creo que así muestro lo mejor que soy. Traeré muchos instrumentos y tocaré algunas de las versiones. Estoy muy agradecido de volver a tocar por España, será algo íntimo, bonito y divertido.

Texto: Sendoa Bilbao
Fotos: Stephan Vanfleteren

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda