Hace unos días celebrábamos el 25 aniversario de este ya, aunque pequeño, mítico festival de la música de raíces americanas en nuestro territorio. Y es que para tan memorable fecha, la organización venía con un cartel debajo del brazo que daba gusto solo leerlo.
El viernes 17 a las 22:00 daba comienzo la celebración, y lo hacía de la mejor manera posible, David Gwyn, amigo íntimo del festival y de Frank, su creador, subía al escenario con una banda de lujo creada para la ocasión, Los Gwynn. Yo puse en el mapa a Gwynn cuando formó parte de los Taxi Drivers que acompañaron a Quique González y, a partir de ahí conocí a este prolífico guitarrista yankee afincado en nuestro país, capaz de hacer sonar una telecaster como nadie, con gusto, variedad y saber hacer, mezclando estilos en un repertorio elegido para la ocasión en el que tuvimos blues, rock sureño y musica de raíz en general. Sin duda, la actuación mas sentida del primer día, y había grandes competidores en la contienda por el trofeo.
Cat Squirrel fueron los siguientes, la banda del mítico productor Mike Vernon dio un gran recital bluesero, y es que no hay un solo músico en la formación que no sea digno de un hueco en la actuación para demostrar su valía, y buena cuenta de ello dieron los buenos de Kid Carlos a la guitarra y Mingo Balaguer soplando sus armónicas en los distintos duelos que protagonizaron en su actuación. Se bailó, se cantó y se aplaudió mucho, un autentico disfrute para el personal.
El honor de cerrar este primer asalto del 25 aniversario era para los belgas Joost De Lange Band, power trío que no dejó a nadie indiferente. Un servidor no los controlaba especialmente y esperaba espectante su actuación, pues me habían hablado muy bien de su directo y, no me habían engañado. Desplegaron todo su potencial sobre las tablas del precioso Auditorio Torres Oscuras, notándose su gran admiración por Rory Gallagher y su banda Taste haciendo versiones de ambos con una similitud, tal vez, demasiado latente. No obstante, son tres músicos potentes, bien empastados entre sí y con una puesta en escena arrolladora, un buen cierre de este primer día que te dejaba con ganas de más para el día siguiente.
El segundo día se presentaba fuerte, con la vuelta del hijo pródigo al cartel del festival y a la población que lo vieron nacer. Hablamos de Rubén Moya, músico local con una gran trayectoria mas allá de las fronteras jienenses, con un talento desbordante tanto en su forma de tocar la guitarra como con esa garganta que te lleva a tugurios llenos de humo y whiskey. Pues bien, aunque todo parecía perfecto, pasó lo que no tenía que pasar, nada mas comenzar la actuación, tras un deleite de piano por parte de Moya y guitarra por parte de Gwynn, que subió a tocar un poco con la estrella local, cuando el músico quiso empezar a cantar su voz se fue, desapareció por completo.
Rubén pidió disculpas como pudo y se dedicó a improvisar con la guitarra junto a Gwynn y algún colega mas que subió al escenario. Una lástima, pues prometía ser una actuación emotiva y lujosa, pero se quedó en una pachanga de bar, con buenos músicos y buenas tonadas de guitarra, pero no es lo que la gente quería ver.
Los encargados de levantar el ánimo de los presentes fueron el murciano Al Dual y su banda, pasando por encima de todo y todos como una apisonadora sin control. Rockabilly en estado puro, tatuajes, camisas pomposas, vestidos ceñidos y guitarras brillantes, todo estaba medido para transportarte a los ‘50 a bailar el twist durante toda su actuación, que por si no lo sabéis, en el Frank cada banda da un concierto de verdad, una hora y media sobre el escenario.
Aquí se hizo un pequeño interludio y subió al escenario Dani García, organizador de La Grapa Black Music Festival, para dar un merecido reconocimiento por sus 25 años al Frank Rock Blues Festival y a su hermano Blues Bejar Festival, nacidos a la par y con una similar, envidiable y longeva historia.
La noche no la cerraban los siguientes invitados, pues habrían mas sorpresas, pero si que eran la última banda en actuar este día, y vaya manera de cerrar el escenario de las Torres Oscuras. Los daneses Thorbjorn Risager & The Black Tornado llegaban tarde al festival, pues venían de haber actuado la noche de antes en Noruega y su avión se había retrasado. Por si no fuera poco, les perdieron guitarra y bajo en el viaje, pero nada de eso impidió que diesen el mayor recital de rythm and blues del fin de semana y que yo haya visto en mucho tiempo. Una banda engrasadísima, capaz de todo, solos increíbles de todos los integrantes, con un Thorbjorn respetuoso con sus músicos y dejando hueco a todos en precisos momentos. Los conocía en disco, y me gustaban mucho, pero, sinceramente, un descubrimiento en directo de los que pocas veces suelen ocurrir.
Como primicia este año, al acabar las actuaciones tuvimos sesión de pinchadiscos en el recinto, de la mano del mencionado Dani García, de La Grapa, y Betterman DJ, que hicieron bailar al personal con buena música hasta bien entrada la madrugada.
El domingo, como viene siendo tradición en el Frank, se realiza un concierto gratuito en la puerta del Pub Doble Cero, donde cortan la calle y se cierra el festival como se merece y, ahora sí, Rubén Moya reapareció con su garganta, aunque no al 100×100, mejorada y dió un auténtico recital resarciendo de las cenizas de la noche anterior, cual ave fénix. En el cartel del día acompañaban a Moya la banda local Los Redentores del Blues y los también jienenses Pelomono, dejando claro que el blues en este país tienen un marcado acento andaluz.
Texto y Fotos: Tordo Pinchadiscos
