El 27 de septiembre sale a la venta el nuevo trabajo de The Mother Hips, California Current. Como su título indica no deja de ser una muestra del estado actual de la banda y de ese sonido tan californiano, pero tan único y personal a la vez. Todos los colores habituales en la paleta de la banda están presentes: armonías de ensueño, guitarras que siempre te van a sorprender en algún punto del tema, con unos solos, especialmente de Loiacono, que te erizan el bello, letras absolutamente especiales y una ausencia total de clichés regurgitados.
Estamos hablando de una banda que ante todo escribe canciones. Tratar de ponerse a diseccionar los estilos que influencian a esta canción o a aquella otra se me antoja cada vez más complicado. Son tantos trabajos brillantes, diferentes entre sí e increíblemente originales (entiéndase esto como originalidad en la combinación de elementos. Esas armonías + esas guitarras + esas letras. A mucha gente el sonido conjunto le parecerá lo más clásico del mundo si no se para a tratar de apreciar los detalles) que ya solo suenan a ellos mismos; son un estilo en sí mismo.
El primer single «We Want What We Want» es super efectivo, como lo han sido todos los extraídos de los anteriores álbumes. Es escucharlo una vez y pensar: “Ya vamos bien”. Luego tenemos el clásico ejemplo de tema de los Hips que comienza en Cádiz y acaba en Santander: «Love Never Leaves». A partir de aquí y hasta la última parte del disco podemos escuchar grandísimos temas redondos con las características de los Hips ya mencionadas. Solo en la parte final se puede resaltar algo que no está tan presente en anteriores trabajos: el acercamiento de Greg Loiacono hacia sonidos de soft rock 70’s y funk/soul («Fantasma») y easy listening para tomar cocktails en la playa («Potato Harbor»). La despedida no puede ser mejor: un medio tiempo con su marca de fábrica y una versión de los Kinks que hacen suya: «This Is Where I Belong». La convierten en un himno para cantar a voz en grito cuando te echan del pub o de cualquier otro sitio en el que os sintáis como en casa, para los que no sois tan chuzos.
Si siguen sacando un disco anual (como al parecer acordaron hace tres años con Joe Poletto, fundador de Blue Rose, su discográfica) a este nivel, podemos sentirnos muy afortunados de poder esperar con tremendas ganas ese momento del año.
Texto: Javier H. Ayensa
