Curtida en la iglesia y sobre los escenarios de Broadway, la neoyorquina afincada en Ámsterdam Michelle David vuelve a la carga al frente de sus True Tones con un nuevo álbum, “Brothers & Sisters” (Record Kicks), el tercer artefacto a 33 RPM que deshornan en poco más de dos años. Este nuevo puñado de composiciones propias delata, una vez más, el insobornable amor de la cantante y sus adláteres hacia el Soul, el Gospel y el Ritmo y Blues de tempo acelerado y hechuras clásicas.
Naciste y creciste en Nueva York, donde tu gusto musical tomó forma en la iglesia donde empezaste a cantar a los cuatro años. ¿Cuáles son los primeros recuerdos de su relación con la música? ¿Cuál fue la banda sonora de tu infancia, aparte de la obvia influencia del gospel?
Mis mejores recuerdos son de mi tía poniendo una de sus canciones favoritas de los años 20 y enseñándome a bailar el Lindy Hop. La banda sonora de mi infancia eran las canciones de los musicales. Bajaba al apartamento de mi mejor amiga y cantábamos, además de representar a los personajes de musicales como Grease y The Wiz.
Aquello marcó tu porvenir artístico ya que te acabaste ganando la vida trabajando en varias producciones de Broadway. A la vez, te dio tiempo a actuar con Diana Ross o Michael Bolton. Háblanos un poco de ese periodo de tu carrera.
Sí, yo trabajaba en musicales, sobre todo en Europa, pero durante un período no tenía trabajo ya que estaba embarazada. Fue entonces cuando surgieron las oportunidades de acompañar a Michael Bolton ya Diana Ross en algunos de sus espectáculos. Creo que estaba embarazada de ocho o nueve meses cuando canté para Diana, y recuerdo un momento muy especial, cuando se me acercó y acarició mi barriga. ¡Desde luego, un instante para recordar!
¿Qué te llevó a dejar Estados Unidos y mudarte a Holanda?
Me fui de Estados Unidos para actuar en un musical llamado The Sounds of Motown. Tenía un contrato de diez meses que se amplió a un año. Antes de que terminara aquella gira, la productora me ofreció otro musical. Lo acepté, por supuesto, y enseguida me enamoré del país.
Una vez en Holanda te metiste mucho en el tema electrónica, trabajando con productores y músicos como Ron Van Zest, DJ Jeroensky o Kevin Hunter aka Soul Planet. ¿Qué destacas de esa etapa?
Me encantaba la escena de club, así que trabajar con productores, músicos y DJs tan maravillosos fue para mí increíble. Recuerdo el subidón que te daba cuando entrabas en un club y oías tu canción sonar mientras la gente botaba en la pista de baile. ¡Fantástico!
Finalmente conociste a los actuales True Tones cuando aún eran Lefties Soul Connection en 2002, y ahí empezó todo. ¿Cómo os conocisteis y cómo empezaron los proyectos The Gospel Sessions y The True Tones?
¡Sí! El organista de Lefties Soul Connection, Alviz, me vio actuar y les habló de mí a los otros chicos. Un día hablé con Alviz que me propuso asistir a un ensayo de la banda y acepté, claro. Como en ese momento yo estaba de gira, no podía comprometerme ensayar con ellos en una fecha concreta, pero prometí pasarme en cuanto tuviera un rato libre. Mientras tanto, eché un vistazo a su repertorio y me gustó mucho «You Don’t Know. Finalmente, llegó el día del ensayo y canté esa canción. Al terminar, la sala quedó completamente en silencio. Nadie dijo ni una palabra, sólo nos miramos entre nosotros como diciendo: «¿qué demonios acaba de pasar?». Fue increíble, porque habíamos congeniado a la primera y enseguida supimos que teníamos que trabajar juntos. Acabamos colaborando durante cinco años .
Luego es cuando vino lo de The Gospel Sessions, ¿no?
Exacto. Mientras girábamos con Lefties Soul Connexion, Paul y Onno pensaban ya en experimentar con el gospel. Un día me llamaron al estudio y pensé que querían discutir ideas para un nuevo álbum , pero no: me estaban lanzando la idea de grabar una tripleta de álbumes de gospel con varios artistas. Yo iba a ser la primera. Al principio dije que no, porque consideraba que el gospel no era lo mío y me consideraba más bien una artista de funk. Sin embargo, al ver el amor y la pasión que mis compañeros sentían por aquel género secular, acepté. El resto, como suele decirse, es historia.
¿Cuáles dirías que han sido tus mayores logros trabajando con estos músicos?
Mi mayor logro ha sido que me acepten como soy. Plenamente, con todos mis defectos. Saber que puede que yo no sea perfecta, pero estoy hecha a la perfección. Me he permitido hablar, sentir y moverme por aquellos que no pueden hablar, sentir o moverse por sí mismos. Me siento como el hermoso reflejo de mi público. Y agradezco a Dios este don que me ha dado, y la oportunidad de compartirlo con el mundo.
Tras The Gospel Sessions habéis arrancado con True Tones, un combo de Soul clásico con una fuerte carga de Gospel, de Funk y de R&B. Y habéis ido como una bala. Acabáis de sacar “Brothers & Sisters”, vuestro tercer álbum en dos años. ¿Cuáles son vuestros próximos pasos?
Todavía me alucina la velocidad a la que estamos grabando álbumes. Creo que hemos llegado al punto de seleccionar entre nuestros grandes éxitos. Y puede que me esté adelantando, ¡pero es que nuestro repertorio se está convirtiendo, si se me permite la expresión, en legendario!
Oye y ya que habéis girado por varios países, ¿hay algún lugar en particular que estéis deseando volver a visitar para tocar los nuevos temas?
Hay varios lugares que me encantaría volver a visitar. Sin embargo, hay tres a los que me gustaría especialmente ir presentar nuestra música: En primer lugar, Santiago de Compostela, ya que me me encanta España. El segundo es Tallin, en Estonia, y el tercero Varsovia en Polonia.
Por cierto, ¿todavía sigues trabajando con el trío de gospel Big, Back & Beautiful? Disteis varios conciertos y grabasteis un puñado de álbumes y singles…
Sigo actuando con ellas, sí, aunque ojo que no es un trío de gospel sino más bien nuestro tributo a los grupos de chicas, interpretado en formato de teatro musical. ¡Al público le encanta!
Texto: Alberto Valle
Fotos: Marina Tomás
