Encuentros

Pepsi & The Clits, siempre desde el respeto al bacalao

Foto: Óscar Caamaño

 

Llegamos a Pepsi & The Clits a través de Islas de Robinson y el Xiriapop, tarde, cuando ya eran un grupo más o menos hecho y derecho, después de otras aventuras que no llegamos a conocer. Al escuchar su primer disco, (https://pepsiandtheclits.bandcamp.com/album/pepsi-and-the-clits), caímos rendidos ante la embriagadora combinación de referencias muy queridas en esta casa. Podrían pasar por un grupo de Flying Nun o de Ork Records, pero también sonar cercanos al post punk más psicodélico y tocado por el lado loco de los 60, sofisticadamente primitivos, con un distinguido juego de guitarras eléctricas y acústicas, un muy característico y afectado acento británico, y un sentido del pop excéntrico pero accesible.

Están a punto de reaparecer con God and Chips, con nueva formación y ligero cambio de sonido, teclado y voz femenina más presente y tono una pizca más oscuro. No importa demasiado, la personalidad de Pepsi sigue destacando por encima de todo, extravagante, quizá, pero con método. Si la quieres conocer, aquí tienes buena parte de sus claves, sin cortes.

Casi no hay rastro de Pepsi & The Clits en las redes, más allá de anuncios de conciertos o apariciones en programas de radio exquisitos como Islas de Robinson. Ese anonimato digital, ¿es señal de identidad del grupo o imperdonable falta de interés del mundo por vuestra música?

Un poco de las dos cosas Carlos. Lo bueno del mencionado desinterés es que cada vez que tienes una idea y quieres sacar un disco, puedes cambiar el nombre del grupo, puedes llamarlo como te salga del mango, no le debes nada a nadie. ¿A los fans? ¿Qué fans? No hay fans. Pepsi and the Clits vuelan sin duda por debajo del radar, no intencionadamente, no buscan el culto por defecto, no hay parámetros definidos, eso sí, ha de haber amor y buen gusto. De esto último tiene mucho que ofrecer el bueno de Luis de Benito, y su preciosa Isla de Robinson. Es un vergel lleno de corales, donde van a desovar las  tortugas carey y de sus huevos salen criaturas como Cardelina, Edu Errea o Pablo Solo. Se aprende mucho en estas Islas y pasa uno un rato agradable. ¿Qué más se puede pedir?  Aquí siempre tuvimos refugio, siempre tuvimos una manta y un plato de gamba roja de Palamós a baja temperatura, servida en una cama llena de Olgas y de plumas de Oca a Oca.

Por consiguiente, no te queda otra que aprovechar esta  oportunidad para presentaros en sociedad.

Si me permites, te cuento. Pepsi and The Clits es un formato nuevo, de hecho, este será su segundo disco, y verá la luz a finales de año si todo va bien. Antes de andar metido en los clítoris, Pepsi ha hecho muchas cosas de las que me gustaría tomases nota. A veces nos llamábamos Yoymipaya, a veces Fat Spanish Waiter, en honor a Rafa Benítez cuando entrenaba en el Liverpool, así canturreaban los hooligans en los partidos: “Fat Spanish waiter, you are just a fat Spanish waiter”.  También The Garrulous en honor a Donald Trump y su salida del pacto climático de Paris en el 2019. En realidad Pepsi es una persona inquieta, siempre está con la guitarra en mano. Le da igual donde esté o con quien esté. Lo importante es la mata y lo que sale de ella. El pueblo en el que vive actualmente, Mojácar, no es precisamente Nashville, no hay materia prima útil. Hay muchas bandas, la mayoría de versiones que deleitan los paladares más aburridos de los guiris que frecuentan los bares y que se emocionan una y otra vez con «Sultans of Swing» de Dire Straits. O tiras de esta cantera (contando con que les atraiga la idea claro, y mayormente no suele ser el caso) o vas en formato solo, y nunca me gustó ese formato. Yo necesito un puto Hammond, un Hofner violín, una Rickenbacker y una batería C&C, los platos me dan igual, mejor sin platos.

¿Quiénes son, de dónde vienen y a dónde van Pepsi & The Clits?

Pepsi, es un mangante que se cría en un pueblo de la provincia de Almería, concretamente en Albox. Albox siempre ha sido un referente en muchos aspectos, no siempre buenos, desde su emblemática feria del ganado, hasta el festival de música punk más antiguo del País. En mi pueblo siempre hubo música guay, se podía escuchar a Eskorbuto y a los Church en el mismo sitio. Pepsi se desarrolla entre la disciplina más estricta de su casa y la efervescencia más enérgica de la calle. Los padres de los gitanos con los que se juntaba de crío les decían a sus hijos, “con ese no sus juntéis, es un dimontre”. Andaba siempre quitándole la vida a mis padres. La escuela era aburrida. Ahora Pepsi fuma porros con un par de punkis de la vieja eskuela, la del punk clásico que se hacía allá por el norte en los 80s. Dos tíos de puta madre, Fran y Mere, de una banda que se llama La Rabia. Nada que ver con la escuela en la que yo me saqué el carnet de conducir, la mía era otra autoescuela, pero tienen muy buena actitud.

La actitud es todo. Me costó mucho hacerles entender eso de que menos es más, la juventud quiere presencia, quiere platillos todo el tiempo, yo les hablaba de tempos continuados y rápidos en el hi-hat, mucha muñeca y menos bíceps, melodías en el bajo y mucho compás. Más Buzzcocks y menos Reincidentes. Son músicos de la hostia y estoy muy contento con su aportación y con cómo está quedando el disco. Iremos a tocar donde nos llamen, y si no nos llaman pues seguiremos sacando discos de igual forma. El amor por las canciones, siempre.

Lo que sí se deja oír en vuestras entrevistas radiofónicas es vuestra vocación de hacer las cosas a vuestra manera sin miedo a las consecuencias comerciales.

Eso siempre, en la cárcel y con miedo no, oiga, mucho respeto hacia la música. La música no nos da de comer, pero es lo más grande del mundo y Rafael Amador nuestro señor. Hacemos lo que nos sale del corazón, sin ninguna otra intención que la de hacer canciones con alma y si puede ser con personalidad, mejor. No plagios, no queriendo parecerse a alguien en concreto, sé tú mismo, el resto de los papeles ya están cogidos.

A pesar de ese aparente caos y cachondeo que parece rodearos, vuestros discos suenan estupendamente, muy bien grabados y con unas guitarras de las que ya no se oyen. Se ve que hay mucho cuidado en todo lo que hacéis.

Muchas gracias, nos alegra mucho que pienses así. Los discos que hemos grabado siempre han sido con el mismo productor, en el puerto de Santa María, Cádiz, siempre con Paco Loco. Siempre nos gustó su manera de hacer las cosas, sus aparatos, el no darse importancia, lo absurdo. Siempre grabamos en directo. En un día se graba toda la instrumentación, muy salvaje todo, hay que echarle valor y meterte de lleno en el papel. Muy retador. Para este disco no hemos podido con Paco, no ha podido ser, la gente con la que ando ahora no podía estar muchos días fuera de casa, así que tuvimos que buscar un sitio más cercano. La banda del primer disco decidió no estar presente en este segundo y tuve que empezar de cero. Tuve que reinventar la rueda, una rueda que funcionaba bien, con la que me encontraba muy a gusto.

Jorge de la sala Stereo de Logroño,  me dijo que por un pueblo de Almería andaba viviendo un guitarrista increíble de rock and roll clásico, un tal Mario Cobo, de los Nu Niles y otras bandas de rockabilly. Lo contacté y desde el primer momento hicimos click. Compartimos la pasión por el DUB de King Tubby o Lee Scratch Perry y de sus formas de grabar, usando space echos y aparatos así, antiguos. Compartíamos la crudeza de los Cramps y de grupos punk de los 70s. Así que el disco está grabado en su estudio Diente de león con la misma metodología que con Paco Loco: instrumentos en un día, luego Mario y yo hemos ido dándole forma al disco así de manera más pausada. Estoy supercontento con el resultado, a Mario le gusta la música de verdad, no le asusta el que un disco no tenga éxito.

Vuestro primer disco fue quizá el más cuidado de todas vuestras aventuras. Supongo que en este queríais estar a esa altura. ¿Fue muy diferente el proceso de producción y grabación? No tengo los créditos, pero echo de menos en God and Chips la segunda guitarra y hay mucha más presencia de los teclados.

Mismo proceso, diferente banda. Así, tal cual… Es un cambio forzado, y por eso es inevitable que suene de otra manera, porque  mi compañero de batallas y estimado amigo Jacinto Martos, con el que siempre hice música, decidió no estar presente en este disco y no me quedó más remedio que seguir adelante con las canciones que ya tenía en la cocotera. Para mí la presencia de Jacinto es fundamental, el aporta unos colores que yo no tengo y que son preciosos, la melodía, el tintineo de la Rickenbacker, es un guitarrista de lo mejor que conozco, con una voz y una manera de entender la música esplendorosa. Desde aquí le mando un fuerte abrazo.

Me decías por correo “a nosotros nos flipa NYC de los Televisión, las teclas de los B-52’s, los Cramps, la magia de Alex Chilton”. Esas referencias se notan, pero también se detecta un ramalazo british muy marcado, en el acento y en un regusto a Robyn Hitchcok o Peter Perret que al menos a mí me salta al oído. ¿Meto la pata?

Para nada metes la pata, me alegra que nombres a esas bandas tan chulas. Primero la cepa madre, The Beatles, y después todo lo demás. A mí me encantan sellos como Ace, Colemine, Munster o Vampisoul, bandas tan sencillas como The Clean o The Feelies, con una filosofía simplista, canciones sencillas como «The part time punks» de los TV Personalities, la pureza de Daniel Johnston con Half Japanese, los Modern Lovers. Yo he pasado parte de mi vida viviendo fuera de España. Unos 12 años en Brighton y unos 5 años en Sydney. Bandas como The Only Ones o The Soft Boys con Robyn a la cabeza son palabras mayores.

El personaje tan chulo del jardinero Martin Newell y sus Cleaners from Venus o Andy Partridge de los XTC, esa manera de hacer las cosas, NO GÉNERO, ese Englishness me fascina. La música que se hacía o hace en el Reino Unido es grandiosa, lo contrario a este presente que me toca vivir ahora  con las bandas de versiones en mi pueblo. Ambos lugares imprescindibles en realidad, uno por la música y el otro por la vida. Me encantaría disfrutar eternamente de estos mundos tan antagónicos. Levantarme por la mañana con Cate Le Bon o con el Apple Venus de XTC, ir al Xiriapop en septiembre o al Festiblas. Galiza, tierra embriagadora.

Me resulta curiosa la portada y el título del disco, God and Chips. ¿Qué nos puedes contar al respecto?

El titulo God and Chips viene de la comida típica inglesa, cod and chips, sustituimos el bacalao por el señor que está en el Cielo. Siempre desde el respeto al bacalao, claro. La inspiración viene del ojo de la providencia, el ojho que todo lo ve.

Para finalizar, supongo que hablar de planes es algo tabú en Pepsi & The Clits, pero algo tendréis pensado.

We are only making plans for Nigel…

Texto: Carlos Rego

 

 

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