Vivos

Roger McGuinn – The Space at Westbury Theater (Nueva York)

 

 

Echar la mañana en el Luna Park de Coney Island a lo Warrior pero en bermudas, luego visitar Long Beach y acabar en Westbury viendo a Roger McGuinn , ¿Es un ejercicio de mitomanía nostálgica, un acto de reafirmación en tus gustos o simplemente una lotería que te toca y que agarras al vuelo porque cosas así pasan una vez en la vida? Supongo que las tres cosas. Sentarse entre septuagenarios y octogenarios con sus mejores galas (de pamelas de boda baptista a camisetas de Grateful Dead que si las rozas te dilatan las pupilas ipso facto) con tu mujer y dos hijos de 13 y 15 en una sala multiuso en medio de Long Island vale por sí mismo el precio de la entrada.

Escuchar en directo la historia de cómo se gestaron unas canciones legendarias es como te dejen entrar al corazón del Smithsonian, cierren la puerta y el museo cobre vida a lo Noche en el Museo, incluida la sensación de estar entre dinosaurios.

No llegó a llenarse la sala por completo, me temo que muchos fans están ya visitando la quinta dimensión, aun así había un montón de viejos fans, algunos con su hijo o hija cuarentón que formaban tiernas parejas de las que me gustaba imaginar su historia, poniendo cartuchos de ocho pistas en la camioneta familiar cuando el padre los llevaba de paseo, o a la feria estatal de ganado. A lo mejor incluso yendo a Luna Park a que Zoltar vislumbrara su futuro por veinticinco centavos. Dos pavazos que vale ahora revivir la escena de Big, menos mal que había dos influencers (haciendo arder las redes y tal..) sacándose dos carretes de 36 fotos completas y no tuve ni la tentación.

McGuinn sigue estupendo como pudimos ver también en los vídeos de la gira del cincuenta aniversario del Sweetheart of the Rodeo (ese sí que fue un sueño imposible de cumplir). Caminaba un poco renqueante y tocó casi todo el show sentado, quizá por alguna avería reciente, pero la voz sigue ahí con un mínimo desgaste que no llega a ser aquel tremolo de anciano del que nos cantaba Johnny Cash, y sigue tocando la guitarra de maravilla, tanto la icónica Rickenbacker de doce cuerdas como sendas Martin acústicas de seis y doce. El repertorio es más o menos el mismo que podéis disfrutar en el Live From Spain que publicó en 2008 tras la gira que hizo por aquí ese año (y que desgraciadamente había coincido su fecha en Madrid con AC/DC en el Calderon, y la familia es lo primero).

Con las historias se alargó más y además de las de sus inicios, cuenta como compuso « The Ballad of Easy Riser » a partir de un par de frases escritas por Bob Dylan en un papel que hizo que le llevaran alegando que McGuinn era el hombre indicado para componer esa canción, habló de su periodo como compositor en el Brill Building o de cómo entre David Crosby y él arreglaron el « Mr Tambourine Man» porque el acetato que les pasaron de Dylan estaba fuera de tono y era aburrida y ellos tenían un contrato por solo una canción y no podían fallar. Su intención era mezclar el folk con The Beatles y hasta se habían comprado los instrumentos de las mismas marcas que llevaban los de Liverpool. Por toda la escuadra que la clavaron. El nombre The Byrds por cierto surgió en una cena de Acción de Gracias mientras buscaban un nombre y el pavo se plantó delante suyo, cambiando eso sí la I por Y, igual que los Beatles habían cambiado una letra de su nombre. Hasta ese punto llegaba su admiración. Qué cosas.

Si algún padre se pregunta que dijeron mis hijos:  pues el de quince disfrutó de los cuatro o cinco temas que conocía. El de trece con el jet lag y la perfectamente comprensible desafección generacional se sobó el 87% del recital. Pensarán Uds, “pues que desperdicio de dinero”. Yo lo veo como una inversión a medio plazo. Imaginen que dan por un casual con una chavala con cultura musical y le dicen que un día vieron a esta leyenda en directo y surge la magia y me traen una nuera a la que dar la paliza con mis batallitas. Difícil si, pero ¿Cuantas posibilidades tenía yo de ir de viaje familiar a NY y que en el 2024 diera la casualidad de que allí cerca tocara Roger McGuinn a sus ochenta y dos castañas y cumpliera mi viejo anhelo de verle en directo?

 

Texto y foto: Raúl Álvarez

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda