Era la segunda vez que los ingleses The Hanging Stars venían de gira a España. En la primera de 2016 no despertaron tanto interés pero ahora, con una trayectoria más consolidada y teniendo de cara dos maravillosos últimos discos, Hollow Heart y On A Golden Shore, la expectación fue máxima y la sala presentó un aspecto como en las mejores noches. The Hanging Stars transita el terreno campestre del country pero buscando un equilibro con el pop y la psicodelia. De esta manera, la banda se ha centrado en las canciones, cortas y bien elaboradas, que tan bien hicieron Big Star.
Vayamos a analizar el directo que podríamos dividir en dos partes: una primera, lineal y sosegada; y una segunda, alegre y animada, que dio pie a la improvisación y los desarrollos. Desde el primer momento dejan clara su habilidad de crear bonitas armonías vocales, especialmente en la nueva “Happiness is a Bird”. Los destellos de la steel guitar (apenas audible en las primeras canciones) nos trasladaban a ese cosmos donde conviven la psicodelia y el country; además, el pequeño músico se afanó en añadir finos arreglos con una tercera guitarra así como con su abundante pedalera de efectos.
El contrapunto llegaba con la canción “The Summer in Her Eyes”, al más puro estilo “jangle pop”, apoyada en un guitarra de doce cuerdas, que más bien parecía un cruce entre una Rickenbacker y una Gretsch. En “Disbelieving” muestran el lado sureño americano y en la bonita “Heart in a Box” el inglés, que a pesar de la ausencia de vientos es cubierto con el teclado, al que vuelven a recurrir en “Radio On”. “Sweet Light” desata el amor que la banda profesa por Tom Petty, no en vano, tienen una canción titulada con el nombre del añorado músico de Florida.
A partir de aquí, el concierto toma otro cariz: desarrollos largos, complicidad entre los músicos y una tensión al alza que alcanzará el clímax hacia la parte final, sobre todo en las psicodélicas y con un punto garajero “The House on The Hill” y “I Don’t Want To Feel So Bad Anymore”. Ya en los bises, pudimos escuchar “I Will Please You” y “Mother of Earth”, una sorprendente versión de los poco reconocidos The Gun Club, que sirvió como brillante broche de oro a una sobresaliente actuación. Bravo.
Texto y fotos: Rubén Vela
