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The Psychedelic Furs – Kafé Antzokia (Bilbao)

 

El ejercicio de nostalgia fue abrumador en la visita de The Psychedelic Furs a Bilbao. Cola enorme para entrar, expectación máxima entre la parroquia (veterana de Vietnam por la media de edad, se nota que en los ochenta el grupo pegó fuerte por un Bilbao muy British en cuanto a gustos musicales) y ganas de ver a un grupo mítico del Post Punk, en el que aún siguen dos de los miembros fundadores, los hermanos Butler (Richard a la voz y Tim al bajo), bien acompañados por cuatro más sobre el escenario, la teclista Amanda Kramer, un batería nervioso en el golpeo y un par de guitarristas que estéticamente bien podrían haber tocado en los Hanoi Rocks o en los Mötley Crüe de sus años dorados. Y ojo, qué bien pegada la mezcla de veteranía y algo más de juventud.

Todo apuntaba a una gran velada musicalmente hablando. Bueno, mal de salida porque el “Jefe de seguridad” de la banda colocó a dos señores musculosos vestidos de riguroso negro y serios como una revisión de hipoteca en las escaleras para que nadie se apostara allí. Igual se pensaban que el público iba a ser el de Slayer… Ni los fotógrafos pudieron hacer bien su trabajo. Lo nunca visto en el Antzoki. Johnny Rotten con P.I.L. trajo vallas como las de los festivales, pero bueno, era Rotten y había muchos de sus compatriotas entre el público y vaya usted a saber. Pero con este público, talludito, educado y entusiasta, pues como que sobraban bastante. “Cosas veredes, amigo Sancho”, como dijo el caballero de la Triste Figura… pero los dos caballeros Butler mantienen la suya. Unos looks perfectos, impecablemente Rockeros (matamos por las zapatillas negras con calavera de Richard), simpatía y ganas de agradar. Pero quizás la elección del repertorio dejó fuera varios clásicos que se esperaba escuchar. Eso y un sonido bajo para lo que se estila en el Antzoki, nos dejaron casi hora y veinte de un retorno a una década añorada en casi todo.

Comenzando con “The boys that invented Rock´n´Roll” el grupo quiso calentar el ambiente, algo que no les costó porque había mucha entrega en el público, venido de muchos sitios porque su última gira por aquí fue hace cinco años (ojo, mucha gente de Logroño, parece que en la Capital riojana se estila el Pop oscuro rozando el romanticismo gótico de aquel entonces). El primer hit fue “The Ghost in you” (con un gran protagonismo de Tim, gafas de sol postmodernas y media sonrisa inseparable), al que siguieron “All that Money wants” (ahí Richard se puso muy teatral, algo que le pega, por otra parte) y “Only you and I”. Pero el primer tema que puso a saltar al Antzoki fue “Love my way” (a mí me sigue recordando horrores al “Hong Kong Garden” de Siouxie and the Banshees), que sonó de lo mejorcito de la noche.

¿Más clásicos? “President Gas” (ya con el cantante entre el público… tanta seguridad de pegote para esto, algo normal y sin problemas), la más rockera “Pretty in Pink”, y encadenado más canciones esperadas como “Mr Jones”, “Heartbreak Beat” (ese ritmo, ese ritmo es muy bueno), la delicada “Heaven” (público saltarín y Richard abandonando el escenario porque era la última) y la hora de los bises, con un par  de temas. El último, “Forever now”, ya repitiendo la bajada para compartir abrazos, hasta selfies, con un público encantado de la cercanía de uno de los ídolos de una infancia o adolescencia que se ve ya lejana pero no olvidada. No estuvo mal. ¿Podía haber estado mejor? Sí, pero con lo que nos ofrecieron ya bastó para rentabilizar ese viaje a unos recuerdos que suelen mejorar con el paso y la añoranza de un tiempo en el que todo era más excitante y nuevo. Nunca hay que perder eso.

Texto: Michel Ramone

Fotos: Sergi Fornols (Razz 2, Barcelona)

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