Vivos

Luke Winslow-King & Band – Sala Upload (Barcelona)  

 

Como nos apuntó nuestro querido Eduardo Izquierdo, socio de Rocksound/Producciones Acaraperro, un concierto de Luke Winslow-King se traduce como sota, caballo y rey, no es necesario añadir nada más. El completísimo artista nacido en Cadillac (Michigan) y que ahora reside en los alrededores de Calatayud (Aragón), es de los que no fallan nunca. Su clase está por encima del bien y del mal. Da lo mismo que acuda tan solo acompañado del portentoso guitarrista de Livorno, Roberto Luti (así lo disfrutamos en el Blues & Ritmes de 2021) o con la banda que incluye a Simone, hermano de Roberto, en el bajo y a Piero Pereli en la batería, el resultado definitorio siempre va a ser parecido: insuperable.

La Sala Upload no se llenó (los domingos duelen), pero el nutrido grupo de asistentes pudo volver a jugar con el perfecto puzzle de estilos que maneja este artesano que, en breves instantes, es capaz de cambiar  un traje rockero por otro de crooner- country. En esta ocasión, el blues aguerrido o esas gotas fronterizas, que tan bien maneja, situaron las baladas en segundo plano. Con todo, tuvo tiempo para erizarnos la piel, como en la evocadora “Leaves turn brown”, “No more crying today”, la novedosa “How could I forget” o en esa maravilla llamada “Lissa’s song.

Con un conjunto de guitarras (Winslow y Luti), bajo, batería y la animadora pandereta del protagonista, era evidente que la mayoría de piezas iban a pasearse por una senda más rítmica, así fue. El mayor responsable de esa agitación fue el maestro Roberto Luti, quien hizo una demostración de sus habilidades con la slide guitar asombrosa. Posee tanta categoría que incluso los riffs desatados (hubo unos cuantos) están ejecutados con armonía y seducción, lejísimos de los inaguantables guitar killers. Esa clarividencia le permite tocar las notas delicadas con una sensibilidad fuera de lo común o afrontar los duelos con Winslow de modo admirable. Juntos libraron batallas espeluznantes y nos atraparon, definitivamente, en “Black eyed gipsy” o la insuperable “Jitterbury swing”.

Los más avezados, ya se habrán dado cuenta de que el repertorio basculó, mayoritariamente, entre piezas de sus dos últimos discos, “If these walls could talk” (2022) y el reciente “Flash-A-Magic” (2024), aunque también viajó a 2016 con “On my way” e incluso a 2014 con la magnífica “Swing that thing”.

A diferencia de muchos cantautores a los que les han fallado sus musas, el de Michigan sigue componiendo beldades. Quizá no llegan a la inspiración de sus mejores grabaciones, pero el sello sigue siendo inconfundible y la calidad bastante similar. Algunas de las nuevas ya las hemos nombrado, otras podrían ser, “Flash-A-Magic” (ligeros apuntes pop), “Peaches” (crescendo deslumbrante) o “Everywhere you go there you are” y “Ave (Steel rail angel), dos miradas modernas al blues genuino.

En el capítulo de preferencias me llevo “Slow Sunday june” (apertura de show), la estremecedora “On my way”, el bluegrass “Watch me change” o ese guiño con olor a Stones que responde al nombre de “Have a ball”. ¿Saben que les digo? : Lo compro todo.

Una buena banda y canciones bien escritas, no hay más secretos. Eso sí, les costará encontrar este binomio tan perfecto. Ya lo saben, si van a Calatayud, pregunten por Luke Winslow-King, les recibirá con los brazos abiertos.

 

Texto: Barracuda

Fotos: Marina Tomás Roch

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda