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Robe – Parc del Fórum (Barcelona)

 

Como en todas las paradas del itinerario estatal del *Ni Santos, Ni Inocentes* de Robe, la cita en la Ciudad Condal también fue un éxito de convocatoria, con cerca de 23.000 asistentes que no perdieron la ocasión de disfrutar de la presentación de su notable último trabajo *Se Nos Lleva el Aire*. La audiencia que visita al líder de Extremoduro es cada vez más elástica: todos los estratos, todas las tribus y todas las edades, destacando el gran número de adolescentes que se apretaban, desgañitándose en la primera fila, fruto de herencias familiares de las que uno se congratula presenciar.

La particular —contextualizando— “Rolling Thunder Revue” de Robe ofrece todo lo que conforma las bases de un gran show: una buena selección de canciones, pellizcos poéticos, buen sonido, grandes instrumentistas, aclamables estribillos, ritmo “in crescendo”, voces flamencas, pasajes de rock progresivo y su propia marcada personalidad, que, sin apenas moverse, sigue llenando de presencia el escenario.

Sonaba «Detrozares» para marcar los primeros pasos del recital. «Adiós, Cielo Azul Llegó la Tormenta» nos anunciaba que la banda venía a defender su nuevo disco (sonaron nueve de los diez cortes que componen la obra). Cuando tocó echar mano al legado de Extremoduro, no hubo reparos en acudir al ambicioso *La Ley Innata* («Dulce Introducción al Caos», «Coda Flamenca», «Segundo Movimiento: Lo de Fuera»). La golosina de «Golfa» y el de Plasencia mostró sus pinitos con el catalán versionando «La Sequía» de Albert Pla. Para cerrar la primera parte, un tema que varios carteles entre el público reclamaban: «El Poder del Arte», esa reciente composición que ya ha entrado al olimpo de su repertorio (“Y todo se recolocó/ Se hizo la luz en el infierno/ Y todo gracias a nosotros dos/ Que estábamos luciendo”).

La segunda parte arrancó con una marcha más, manteniendo el sobresaliente sonido, con la banda en modo monumental en todos los desarrollos, a veces folk, a veces progresivo, desbocados en el empalme de «Mierda de Filosofía» y «Un Instante de Luz», que, con una magna intensidad, nos daban un brochazo del competente *Mayéutica*. «Prometeo» nos devolvía a la esencia de Extremoduro, guardando para la traca final el celebérrimo «Salir», «Nada Que Perder» —convertido ya en clásico— y «Ama, Ama y Ensancha el Alma», que dejó al respetable repartiendo toda la voz que tenían dentro.

Un sobresaliente show que rozó las tres horas, de los que fidelizan, y una pregunta que puede levantar ampollas: ¿Ha sonado alguna vez Extremoduro tan bien como ahora lo hace Roberto Iniesta y sus compinches?…Que cierta élite de la información cultural —alguna pagada con nuestros impuestos— esté pasando de puntillas, sin apenas poner en valor la actual gira de Robe, dice muy poco de estos comunicadores y certifica el peso de ridículos estereotipos a la hora de coger la pluma o el micro. Cierto es también que tanto a Robe Iniesta como a sus cientos de miles de seguidores se la suda soberanamente.

Texto: Vicente Merino

Fotos: Marina Tomás Roch

 

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