Sheryl Crow – ALMA Festival (Barcelona)

Sheryl Crow, que inaugura la edición de este año del Festival Alma, sale a escena diez minutos tarde, mientras suena, atronadora, “Start Me Up” de los Stones. Una decisión llamativa, elegir a modo de declaración de intenciones un himno de una banda inglesa y no americana, por mucho que Keith Richards participara en uno de los temas (“The Worst”) del álbum de 2019 “Threads”.

El pase arranca con “Real Gone”, que suena muy rockera en manos de la banda acompañante, de cinco miembros:  esta noche la componen Peter Stroud (guitarra solista), Fred Eltringham (batería), Jen Gunderman (teclista), Robert Kearns (Bajo) y Audley Freed (guitarra rítmica). Acabado el tema, Sheryl Crow intenta comunicarse con el público, tanto en castellano como en catalán, y a continuación caen “Change”, “Run Baby Run” y “All I Want To Do”, que el público canta con ganas.

Para interpretar “My Favourite Mistake”, Crow tocará el bajo por primera vez (más tarde también lo hará en “There Goes The Neighbourhood” y en “Soak Up The Sun”), y así demostrará lo versátil que es como instrumentista. Hoy no se sentará al piano, pero sí que tocará la armónica (sólo una vez, en “Real Gone”), y también la guitarra, tanto acústica como eléctrica. Acabadas “Leaving Las Vegas” y  “Strong Enough”, que es una de las pocas baladas del repertorio, la cosa se pone seria.

Crow presenta “Hard To Make a Stand” y dice, esta vez en inglés, que para ella y para sus músicos es un alivio alejarse de los Estados Unidos durante algún tiempo, dada la tensión social reinante en su país. La canción, explica, es sobre un transexual que murió tiroteado, y añade que en vista de la tolerancia reinante en España, tanto ella como su banda querrían instalarse aquí de forma permanente. ¿Diría lo mismo si fuera consciente de nuestro irrespirable clima político? El siguiente tema, “Evolution”, también tiene enjundia. Crow explica que trata de la Inteligencia Artificial, y nos avisa de sus peligros. No hay más que leer la letra de la canción (“Puse la radio y allí estaba / una canción que sonaba como algo que yo compuse / la voz y la melodía eran tan horriblemente familiares / que pensé que se trataba de una broma / A lo mejor seremos capaces de dar con una solución / en lo más profundo de nuestros corazones / ¿A dónde nos lleva este paraíso? / Todos somos pasajeros / No hay nadie al volante / Por mucho que consigas superarme / Hay algo que nunca conseguirás / que es sentir”). Serán los dos únicos momentos en los que la cantante dé muestras de su marcado compromiso político, que en más de una ocasión le ha causado problemas en su propio país.

Se agradece que muestre aspectos de su personalidad más allá de lo que contienen sus discos, que añada algo a la mera interpretación de sus temas. Hay músicos que se crecen en concierto, porque alteran las canciones, porque saben dar espectáculo, o porque saben conectar con el público de alguna manera misteriosa. A pesar de su enorme estatura como intérprete y compositora, y por mucho que encarne como pocos lo mejor de la música americana, Sheryl Crow no acaba de conseguir ni una cosa ni otra, aunque no se la pueda acusar de nada, porque siempre cubre el expediente de manera concienzuda y profesional.

Completan el pase la versión de Cat Stevens “The First Cut Is The Deepest”, “Cross Creek Road”, “There Goes The Neighbourhood”, “Soak Up The Sun”, “If It Makes You Happy” (la que más le gusta tocar en directo, como ha admitido en alguna ocasión), y “Everyday Is  A Winding Road”. Para los bises, solo dos temas, una muy contundente “Steve McQueen”, y “I Shall Believe”. Queda estrenado, con la gran Sheryl Crow, el Festival Alma 2024.

Texto: Alex Fernández de Castro

Fotos: Marina Tomás Roch