Al sintonizar cualquier emisora de radio americana en el coche, la música de Tuk Smith debería sonar en ella, ya que los parámetros de composición de muchos temas que emplea el músico de Atlanta, encajan sin problemas para conducir, ya sea parado en un atasco o dejando rodar el coche por una cartera vacía. Esto me hace preguntarme una cosa ¿Se ganaría mejor la vida como compositor para otros artistas? Posiblemente si (que se lo pregunten a Butch Walker), y eso que no se esconde a la hora de coger prestadas sin pudor cualquier tipo de referencia.
Aunque haya rozado con la yema de los dedos el poder disfrutar de un estatus mayor al que tiene, la realidad es diferente, y nos encontramos una noche de domingo en un club con un centenar de personas, éstas no encajan en la línea generacional del artista, pero si tienen sus mismos gustos, y lo más importante, están dispuestos a reconocerle sus méritos.
Acompañado de los The Restless Hearts, banda con la que comparte peluquero y estilista, (salvo el furioso batería, debido a los problemas con su kit), éstos despacharon en una hora un set cargado de temas con más garra e intención, que tal y como suenan en su formato álbum. Todo este conjunto se vio apoyado por un líder con madera de dirigir a una masa en estadios, y que se mostró cercano, bromeando y muy cómodo ante su público.
Podríamos hacer un ejercicio comparativo, y desglosar cada uno de los temas que sonaron y buscar las semejanzas con otras bandas, pero precisamente ese es el punto fuerte de su propuesta, disfrutar de algo propio, pero a la misma vez como si fuera un viejo conocido, ya sea con “Glorybound”, “Ain’t For The Faint”, “Take The Long Way” o “Ballad Of A Misspent Youth”. Para finalizar, le dejaremos una tarea encargada a Tuk para su próxima visita, y es que es importante que con la carrera que tiene, no sea tan rácano en cuanto a exponer la misma, solo añadiendo un par de temas de sua anterior banda Biters y acudiendo a alguna versión, todos hubiéramos salido ganado a nivel general.
Por cierto, ¿No creéis que, si el tema “Everybody Loves You When You’re Dead”, se lo hubiera cedido a Taylor Swift, éste sería coreado cada noche por un estadio bajo la luz de los mecheros o linternas de Smartphone? Yo tengo claro que si, por no entrar en los ingresos económicos que le supondría como compositor.
Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Marina Tomás Roch
