Tenía cierto temor ante lo que pudiera encontrarme, pues Terry Reid pasó muchos años en los que apenas pisó un escenario y, cuando lo hizo, sus bandas de acompañamiento (como demuestra el directo Live In London de 2012) dejaron bastante que desear. Primera sorpresa: llegó él y un acompañante al pedal steel, que musicalmente salvó a Reid en no pocas ocasiones. Reid se trajo cinco guitarras, de las cuales dos nunca fueron tocadas. Dicho esto, no hubo banda como tal. Y eso hizo que la muestra fuera absolutamente desnuda. Mejor eso que versiones perfumadas con banda.
El formato «intimo» hizo que Reid tornara el recital en una jornada de «storytellers», pues a cada canción le antecedía una charla de tres, cuatro y hasta cinco minutos. Él encantado, nosotros también, ya que nos hacía partícipes, mirándonos a los ojos, preguntándonos si molestaba tanta charrada. Es un tipo mayor, Reid, que haga lo que quiera. Su brillo en el rostro lo decía todo; es feliz en este punto de su vida de seguir subiendo a un escenario, que se le recuerde por su grandeza y no por haber rechazado el puesto de cantante en Led Zeppelin y Deep Purple.
Se equivocó con la guitarra, y a veces tiraba hacia atrás los compases, o se comía alguno. De ahí que antes comentara que el chico del pedal steel guitar salvó alguna parte musical, porque seguir esas directrices era complicado y el chico lo toreaba con una sabiduría excepcional. Pero Terry es perro viejo, y cada vez que acertaba con una parte complicada de guitarra soltaba un, «yeah, lo he hecho». No podías sentir más que empatía con el artista. Claro, que él fue siempre un guitarra solvente, que tocó ese instrumento para poder sacar a la luz sus fantásticas composiciones. Pero su «instrumento» es esa magnífica voz que le fue dada. ¿Y en qué momento se encuentra ese tesoro? Pues mejor de lo esperado, todavía rayando a buena altura pese al paso de los años y emocionando, que es lo que importa.
Tocó muchas versiones, imagino que por lo del formato «intimo»: Beach Boys, The Band, Beatles, Bobby Darin, J.D. Southern… Y, aunque no sonaron todas las que debieran, se marcó un pequeño repaso por River y más profundamente por Seed Of Memory, álbum menos reivindicado que el anteriormente citado pero igual de bueno. De hecho, cerró con el tema título de …Memory y no me imagino un final más apto a una velada tan especial. A Reid se le ve feliz, pues nosotros también. Pasadas las dos horas y cuarto, miró su reloj y soltó un divertido. «Vaya, me ha vuelto a pasar». Me pregunto ahora cuando nos reencontraremos con el hombre. Espero que pronto…
Texto y fotos: Sergio Martos
