Si alguien te pregunta que qué es el Rock´n´Roll en directo no tienes más que llevarle a un show in live de Nashville Pussy. Y punto. No hay más preguntas ni respuestas. Porque como dijo Lemmy Kilmister una vez, “Nashville Pussy son la última gran banda de Rock´n´Roll de América”. Y si lo dice quién lo dice pues amén. Y lo volvieron a demostrar con otra exhibición de sudor, fuego en los mástiles y actitud macarra para regalar.
La velada la abría Strengsbrew, el super grupo conformado por miembros de otras bandas de renombre. A la guitarra y voz Keith Streng (The Fleshtones), detrás aporreando los parches Robert Eriksson (The Hellacopters), a la otra guitarra Mans Mansson (The Maggots) y a las cuatro cuerdas Jim Heneghan (The Solution). Y fueron un digno telonero, con un comienzo arrollador (igual la cosa se fue enfriando con el paso de las canciones), con la voz aguda de Keith Streng marcando el tempo con “Up our sleeve”. La oscura y Hard Rockera “The Darker” fue de nivel, antes de “Full bitch”. Con el vocalista dándose paseos entre las primeras filas, un cascabel era el hombre, estaba claro que la sala se entregó a un grupo que suena compacto y con ganas de jarana. Cuarenta minutos no más, finalizando con “Sin´s a good man´s” y “Too far North”. Buen momento nos hicieron pasar.
Pero veníamos lo que veníamos. A darles el abrazo de hermandad rockera a un grupo al que le falta poco para empadronarse por estos lares, les gusta demasiado la juerga y el comer bien. Así que el cuarteto conformado por Ben Thomas atrás dando caña, la nueva incorporación Bonnie Buitrago al bajo (¡Ojo! Es fan de la banda que ha acabado tocando en ella), el bramante Blaine Cartwight cantando y rasgueando su guitarra, y la diosa Ruyter Suys escupiendo fuego desde su mástil, nos dieron de lo lindo. Escasa hora y cuarto pero con diecinueve temas, a cada cual más intenso. Si, esto es sucio y macarra rock´n´roll, gente.
“Pussy´s not a dirty word” (enorme título, enorme verdad) para empezar y autopista del sur de los States para recorrer a toda hostia. Sin tregua, sin parar, sin prisioneros en un show para gente con ganas de diversión y caras de pendencieros pero lejos de serlo. El ambiente que se forma cuando toca el Coño de Nashville es más que acogedor. “She´s got the drugs”, “High as Hell”, la maravillosa “Gonna hitchhike down to Cincinnati” (con el inicio de ese bajo de Bonnie dando cera) o “Testify” ya nos pusieron en órbita. Es que por mucho que lo repitamos, esta gente no decepciona, jamás.
Los berridos de ciervo enamorado de Blaine siguen acojonado cosa seria, y con la clásica “Hate and whiskey” ya sabíamos que sí, que hemos vendido nuestras almas al maléfico poder de esta música que es mucho más que sólo música. Blaine hizo su show clásico llenando el sombrero de cowboy de cerveza que acabó en su gaznate (y toda su ropa, qué más da) antes de ese fingido y habitual mini descanso que llega antes del bis que siempre se espera (raro sea que no).
Tres temas para acabar, “Rub it to death”, “Why why why” (soberbia) y el hit “Go Motherfucfer Go” para acabar. No hay mejor frase para cerrar un concierto de estas características. Si hace muchos años Ruyrter conducía un tractor, ahora conduce una banda que no será la más virtuosa del planeta (ni siquiera de su Georgia natal) pero sí que es una de las que hay que ver en directo para darse cuenta de que este es el camino a seguir. Drogas, alcohol, sexo, decibelios y macarrismo. Y que cada uno escoja en qué proporción quiere entregarse al demonio.
Texto: Michel Ramone
Fotos: Dena Flows
la nueva incorporación Bonnie Buitrago…. Está en la banda desde 2012. Y el batería es Dusty Watson, como mínimo, desde hace un par de años.